En episodios anteriores de Impunidad: Las fuerzas del mal arrecian en su reabioso asalto a los Españoles de Bien con la desesperación de quien sabe tener los días contados, como bien les recuerdan los heroicos salvadores de la patria.
Afortunadamente los vientos del cambio ya comienzan a soplar en lontananza y se hace justicia con los inocentes injustamente acusados.
Qué Verde Era mi Calle
El cielo siempre se ve más oscuro justo antes de que empiece a amanecer, dicen.
Y es cierto.
En el peor momento, cuando la nación parecía precipitarse sin posibilidad de escape hacia un negro abismo sin fondo, las mareas de ultraizquierdistas, anarquistas antisistema y etarras marionetas de un gobierno empeñado en la destrucción de ESPAÑA! asaltaron y ocuparon los centros neurálgicos de las grandes ciudades en lo que no cabía la menor duda de que era el primer paso hacia la revolución marxista.
Los abnegados agentes de la Ley y el Orden tuvieron que hacerles frente como pudieron, maniatados y desarmados por órdenes de superiores que les impedían hacer frente a esta amenazante ola con el justo y necesario ejercicio de fuerza. Sabedores de ello los criminales callejeros se les echaron encima con esa brutal agresividad de que son capaces de quienes saben que van a quedar impunes.
Y ni siquiera les importó que quedara registro de su violencia, como en el caso de esta terrorista que agrede fieramente a unos leales policías que simplemente pasaban por su lado.
No contenta con ello, este cachorro de delincuente, con la inestimable ayuda de su cómplice de la cámara de fotos, ¡¡¡tuvieron la desfachatez de deunciar a los pobres agentes a quienes tan graves lesiones les habían causado en las manos, las porras y la punta de sus botas!!!
Pero en ese momento comenzaron a despuntaro los primeros rayos del astro rey anunciando la llegada de un nuevo día. De una nueva esperanza.
Y en un final felíz que hace sólo dos meses hubiera resultado imposible, nuestros heroicos agentes han encontrado esa justicia por la que tantas veces se han sacrificado y han sido absueltos de tan nefanda y falsaria acusación.
Y es que, si algo ha quedado claro, es que...
(la explicación del chiste para el Sr. Hutopo, aquí)