viernes, 20 de febrero de 2015

Las Crónicas Decapodianas: Ya No Soy Tonto

Zoidberg era tonto.

Zoidberg era un aficionado al cine. En sus jóvenes y revolucionarios tiempos de bivalvo incluso se consideraba a sí mismo un "cinéfilo" (N. del T. lo que ahora llamais "gafapasta"). Dias de ardiente radicalidad cinéfaga cuyo fuego el paso de las estaciones había ido templando.

Lo que el tiempo no había erosionado era su afición. Zoidberg seguía cumpliendo el ritual de visitar una sala de cine una vez por semana y, sobre todo, compraba películas. No le importaba cuánto se riera de él la gente que se las descarga. No los que lo hacen por necesidad sino los que lo hacen por vicio y se creen superiores con ese mismo aura de cuñadismo con que se creen más listos aquellos que presumen de no votar nunca. Zoidberg les miraba a los ojos, orgulloso, y les decía que él cumplía, que él podia afirmar que apoyaba con su dinero los Vengadores de la Marvel o el 24 de Kiefer Sutherland.

Ese fué su primer error.

Zoidberg compraba películas el el Media Markt.

Comprendedlo, Zoidberg vive en Canarias. Buscad la entrada correspondiente a "páramo cultural" en la Wikipedia y encontrareis una foto de Santa Cruz de Tenerife. Y después de que el Segador de Negocios, justo tras acabar con los locutorios interneteros y antes de ponerse manos a la obra con las tiendas de cigarrillos electrónicos, exterminara las tiendas de venta de deuvedeses las únicas alternativas locales para comprar Guardianes de la Galaxia o Don Jon son El Corte Inglés y sus precios suizos y el Carreful y su amorfa Estanteria del Caos.

Así que a pesar de sus peculiares ofertas, de sus "bueno, las de Warner están a 50% pero no las recientes", de sus "ah sí, para el descuento de esta tienes que volver a la sección, que te hagan un documento y volver a hacer 15 minutos de cola en esta caja" siempre volvía. Zoidberg no es de piedra, es de recio exoesqueleto cálcico y esos Viernes Negros Black Fraidais son demasiado tentadores.

Eser fué su segundo error.

A Zoidberg le gusta la saga de Fast & Furious.

Es un caso parecido al de Scary Movie. La gente sólo ha visto la primera y alucina cuando Zoiberg les cuenta que sí, que es una mierda pero a partir de la tercera entra un nuevo equipo creativo y empiezan a estar bien.

Bueno, vale, Scary Movie 5 es insalvable, pero precisamente porque le dieron la patada a los responsables de la 3 y la 4. Por otro lado ójala el cine de ensalada de tiros actual fuera la mitad de bueno que la pelea entre Gina Carano y Michelle Rodriguez de Furious 6.

A Zoidberg le faltaba por ver Fast & Furious (que vendría a ser la 4) para completar filmografía. En el Media Market tenían una bonita edición en deuvedé. 6 eurillos, con sus extras y todo. ¡Si hasta se llamaba Edición Best Seller!


La compró lamentándose únicamente de que se hubiera agotado esa edición de la quinta entrega.

Ese fué su tercer error.

Todavía no lo sabía cuando, en pleno visionado de F&F4, y cada vez más fan de Justin Lin, la película se quedó completamente congelada. El típico error de lectura que deja paralizado el sistema y del que sólo puedes salir abriendo la bandeja del DVDRom.

Un segundo intento confirmó que era un error del disco y que la película se bloqueaba en el mismo punto.

Dos días más tarde Zoidberg se encaminó al Media Market local para cambiarla. No sospechaba que sus errores esperaban agazapados listos para abalanzarse sobre él cual maliciosas alimañas

Al principio todo parecía ir bien.

Ni siquiera había la habitual cola en Devoluciones y la encargada le atendió nada más llegar.
 
-Buenos  días, esta película que compré aquí se congela en la mitad y quería cambiarla. Por la misma, naturalmente -dijo Zoidberg alegrándose nuevamente de su obsesión compulsiva con guardar los tickets de sus compras.

Era una petición simple y razonable. ¿Qué podía salir mal?

Empezó a sospechar algo cuando la encargada llevaba cinco minutos mirando su pantalla e intentando llamar por el teléfono interno.

Se comenzó a mosquear cuando ya llevaba diez minutos de cíclica actividad.

Cuando ya habían pasado veinte comenzaba a sentir una cierta hinchazón en sus compartimentos gonádicos, no del todo seguro de si quien tenía delante era una inepta o simplemente víctima de que quien tuviera que estar al otro lado del maldito teléfono estuveria diso sabe dónde. Y quizá ese otro imaginario responsable también era inocente, víctima de una tacaña política de contratación, que en lugar de estar al pié del teléfono estaba desarrollando otra de sus múltiples ocupaciones como dependiente y/o reponedor.

En esas meditaciones se hallaba cuando la encargada le comunicó que le había pasado el marrón a su superior (dicho con palabras de encargada, obviamente).

Afortunadamente a partir de ahí Zoidberg no tuvo que esperar mucho más.

Desafortunadamente, según se mire.

El superior surgió de detrás de su misterioso biombo, estuche y deuvedé en mano, se plantó frente a Zoidberg y emitió su veredicto.

-Este DVD está rayado.

-Claro, hacia la mitad, por eso se queda congelada la película -respondió Zoidberg todavía desbordando artropódica inocencia.

-Pues no se lo puedo cambiar, porque está rayado -contrapuso implacable el superior.

-Estaba así cuando lo abrí, lo metí en el reproductor y me falló -argumentó un Zoidberg que todavía se aferraba a sus últimos vestigios de fé en la humanidad.

-No se lo puedo cambiar. Ya está abierto, el soporte no está roto, no podemos cambiárselo -fueron las últimas y definitivas palabras del superior

Sabedor de que, parafraseando a Sun Tzu, para que coño empezar una batalla si sabes que no vas a ganar la guerra. Zoidberg recogió todo lo dignamente que pudo su media película, la volvió a meter en su bolsa y comenzó el largo camino de retorno a su cueva.

Pero como reza un aniiguo dicho decapodiano, "la procesión va por dentro".

Y mientars caminaba Zoidberg metitaba sobre las duras pero necesarias lecciones que había aprendido ese día.

Había aprendido que Media Markt es capaz de racanearte el cambio, no ya la devolución, de un artículo de seis miserables euros.

Había aprendido que podía considerarse afortunado de haber perdido sólo esa cantidad. Lo mismo le habría podido pasar habiéndose dejado 80 euracos en alguna colección de series de TV.

Había aprendido que el Carreful será un caos pero no sólo tiene ofertas más claras sino una mejor política de devoluciones. Que hasta el Daily Price es preferible porque aunque una película comprada allí de segunda mano pueda valer lo mismo y tener muchas más probabilidades de salirte mal no te ponen pegas para cambiarlas.

Había aprendido que, de verse en la inescapable tesitura de tener que volvera adquirir una película en la cadena anunciada por Arturo Walls, antes de desprencintarla tendría que examinarla con su visión de rayos-X para asegurarse de que el disco no estuviera rallado porque, una vez abierta YA ES DEMASIADO TARDE.

(si, los decapodiamos poseemos visión de rayos-X pero es un hecho que no solemos comentar porque, por algún ignoto motivo, causa ansiedad entre las hembras de vuestra especie)

Pero, por encima de todo, Zoidberg había aprendido que de fallar todo lo anterior y volver a encontrarse con una película defectuosa comprada en Media Markt y ya abierta, antes de ir a cambiarla hay que romper el soporte central porque así sí se creen que ya te la encontraste en ese estado.

Y por haber aprendido esa valiosa lección Zoidberg no puede sino estarle agradecido al Media Markt y a su política de atención al cliente pues es por ella que puede decir bien alto y claro...

YA NO SOY TONTO

lunes, 2 de febrero de 2015

Profesionalidad

Es mentira que ante la inminencia de la muerte a uno se le pase un resumen de su vida ante los ojos. La mente es un complejo e impredecible mecanismo y cada persona es un mundo. Cada individuo un universo. Cada deceso es una experiencia personal y, obviamente, irrepetible.

En los últimos segundos de su vida Leroy retornó a años pretéritos. A la época en que todavía ejercía como exitoso dentista.


Hmmm... Los caninos están en perfecto estado pero vamos a tener que vigilar esos premolares. La muela del juicio es insalvable, eso sí. La enfermera le dará cita para que le haga un empaste...

Quizá no fué una buena idea, consideró Leroy apurando los últimos segundos que pasaba en este Valle de Lágrimas™, dejarse llevar por la ambición y la imagen de molonidad proyectada por cine y televisión y dejar un trabajo en el que era bueno y por el que ganaba un sueldo razonable...


...y meterse a narcotraficante...