lunes, 29 de octubre de 2007

Las Crónicas Decapodianas: La Búsqueda del Ketchup Grial

Hace muchos, muchos años, en una tierra muy, muy lejana vivia un joven cefalópodo. En aquellos tiempos en que los cines sólo constaban de una (enorme) sala y la leche se vendía en paquetes de polvo blanco, la mermelada venia en lata marca IXL.

De origen sudafricano, como el Appletiser original, podía encontrarse en cualquier supermercado (lo más parecido a un hipermercado eran las tiendas al por mayor en las que sólo unos pocos elegidos podían comprar). Era compacta pero no contenía hebras ni trozos de fruta. Era perfecta. Hasta que un día empezo a ir desapareciendo de las estanterías de los supermercados, uno por uno. Al final sólo podía encontrarse en un supermercado, en dos sabores, frutas del bosque y naranja amarga. Y llegó un día en que sólo quedó el sabor de naranja amarga. Y Zoidberg piensa que la gente que encuentra tal sabor agradable untado en sus tostadas debería haber sido juzgada en Nuremberg junto a la jerarquía nazi.

Finalmente hasta ése sabor desapareció. Fué como si la mermelada IXL jamás hubiera existido.

Más o menos por aquella época Zoidberg, ya un apuesto crustáceo de brillante y recién estrenado exoesqueleto, había descubierto el sabor de ketchup perfecto. Nunca más tendría que mancillar sus perros calientes o hamburguesas con ese Libby's sólo apto para mezclar y hacer salsa rosa o aquel horror gastronómico de botella en forma de barril o de cocinero gordo sonriente, Buda escarlata de siniestros presagios.

El Ketchup Perfecto venía en una botella sin marca. Roja, por supuesto, en forma de cilindro ligeramente cónico y acabada en punta cónica (y aquí viene el detalle crucial) de color amarillo. Dicho tono la diferenciaba de la versión de tapa blanca (no mucho mejor que la del Buda Escarlata) e indicaba un ligero contenido de mostaza, que le deaba su textura y sabor inigualables. Toda comida compatible con el ketchup mejoraba exponencialmente al contacto con el milagroso condimento de tapón amarillo.


Pero, ay, nada es eterno y la historia es cíclica. También el ketchup de tapa amarilla comenzó a desvanecerse poco a poco hasta desaparecer sin dejar rastro. Durante años y años Zoidberg sobrellevó tristemente su ausencia conformándose con los ketchups de Calvé o de Orlando.

Pero un día Zoidberg se encontró con que ya apenas cabía en su exoesqueleto y que las camisetas con el logotipo del Castigador quedan fatal con relieve en la parte de los dientes. Así que tuvo que ponerse a régimen (47.6 Kg y bajando, gracias por preguntar). Y privada de la compañía de unas deliciosas patatas fritas cortadas a mano la hamburguesa reveló las carencias de las salsa de Calvé y Orlando en toda su crudeza.

Y aunque Zoidberg había aprendido a hacer unas mucho más sanas (y patrióticas) papas arrugadas, nada solventaba el problema. Sólo había una solución.

En el sur de la isla, en esas zonas colonizadas por inmigrantes (pero de los buenos, esos alemanes y británicos que se creen que están en una colonia, no de los malos, esos negros y moros que vienen a trabajar como esclavos) hay supermercados en los que se puede comprar esto:



Si, se llama "No Puedo Creer Que No Sea Mantequilla", y es una margarina vegetal que, efectivamente, cuesta creer que no sea mantequilla. Y es el origen de el que debe ser el único gag de Padre de Familia que no está en YouTube y de ésto:


Los repártidores de supermercado son cobardes y supersticiosos. Eso explica que ICBINB sólo pueda ser encontrada en un radio de ocho kilómteros alrededor de la Playa de las Américas (el Médano queda fuera de su zona de influencia). La distribución de los alimentos en Canarias es como sus ochocientos microclimas: no sabés con qué te puedes encontrar en los próximos cinco kilómetros (como en el Mundo Batalla de las primeras Secret Wars).

Así que Zoidberg emprendió su gloriosa busqueda convencido de que de alguna manera, en algún lugar encontraría el Santo Grial del Ketchup.

Pero no lo encontró ni en Spar. Ni en Mercadona. Ni en Carrefour.

En el afamado supermercado de El Corte Inglés donde lo tienen todo todo y todo halló todavía menos marcas que en Mercadona. Y más snobs que le miraban como lo harían los asistentes a un concierto de Melendi si se encontraran a Manolo Escobar entre ellos.

Impulsado por un rumor recorrió la larga y peligrosa travesía que supone para un sin-coche llegar hasta el Ikea local (ese que los neonacionalistas madrileños todavía no saben que existe desde ocho años antes que el suyo)... pero sólo encontró el ketchup de tapon blanco.

Abandonada toda esperanza, Zoidberg decidió conformarse con el segundo mejor sabor de ketchup que había probado nunca: el Heinz.

Y se encontró con que en Mercadona no tenían. Ni en Spar. Ni en el Corte Inglés. Y se hallaba a punto de abandonar la costumbre de comer hamburguesas para siempre cuando decidió volver a visitar el Carrefour...


...donde YA han instalado la iluminación navideña.

Y allí, en la sección de salsas, lo encontró:


El ketchup Heinz. Acostumbrado a espartanas penalidades, Zoidberg se ha resignado a conformarse con él.

...pero todavía veo ketchup de tapón amarillo a través de mis lágrimas...

5 comentarios:

J Calduch dijo...

Dile a tu personaje que le dé una oportunidad al ketchup marca Hacendado. Y que si no le gusta que directamente lo tire a la basura. Es peligrosamente barato.

Y lo de la mermelada clama al cielo, debes buscar la marca que todo comiquero clickero busca: Mermelada HERO.

No digo nada de la marca Maille porque deduzco que tu personaje no es de mostazas...

Estrellita Mutante dijo...

En algún almacen abandonado estará el ketchup de tapón amarillo, junto a unas galletas rellenas de fresa que solía comer cuando era niña y leía Candy Candy :_

E. Martin dijo...

...y justo al lado de una caja marcada "Propiedad del ejército de los USA" con unas extrñas y humeantes quemaduras en la madera, me temo.

Santiago Bergantinhos dijo...

Donde esté el Papel Elefante...

Anónimo dijo...

Yuhu,soy neonacionalista XD

Nunca olvidaré el famoso Ketchupi T_T