miércoles, 19 de noviembre de 2008

Mordiendo la mano que firma los cheques

Yo estoy seguro de que todos las muertes causadas por porteros en Madrid han causado el mismo impacto que la de Alvaro Ussia.

Estoy convencido de que si el director del colegio de cualquiera de los otros muertos hubiera solicitado reuniones con la Comunidad de Madrid y la Delegación del Gobierno se las habrían condedido. Y también hubieran dado una rueda de prensa a la salida.

No me cabe duda de que si una chica hubiera sido el detonante de cualquiera de esas otras muertes los medios de comunicación también se habrían pegado ya casi una semana difundiendo su nombre y su cara.

No necesito buscar nada por internet porque se más allá de toda duda razonable que esos otros locales, en el caso de que hubieran acumulado denuncias previas, fueron clausurados a las 24 horas del suceso.

Y, por supuesto, se que toda insinuación de que cualquiera de esas otras víctimas estuviera borracha o drogada o hubiera ido buscando pelea fue rechazada con indignación por los medios de comunicación. Sé que en todos esos casos las afirmaciones de familia y amigos de que la víctima era abstemia y pacifista fueron aceptadas como verdades incuestionables.

Y también sé que si el informe forense demuestra que la víctima iba hasta las cejas de cocaina sucederá lo mismo que ha sucedido en otros casos similares y los agresores serán absueltos.

Ni que decir tiene, si la Comunidad de Madrid no se apresuró a desarrollar una legislación para porteros de discoteca fué porque en aquellos momentos había temas más acuciantes y no por otros motivos.

Vamos hombre, como si en este país se diera más importancia a la muerte de un pijo que a la de un moro o un negro. ¡Que en España no somos racistas, señora!

De hecho sería de miserables plantearse que tanto Alvaro como sus amigos como todos esos habituales del Balcón de Rosales que ahora quieren declarar como testigos le han pagado el sueldo durante a saber cuánto tiempo a sus presuntos asesinos.

O elucubrar sobre cuántas presuntas palizas dadas por esos porteros a chusma o escoria que pretendía entrar habrán visto sin inmutarse porque no iba con ellos.

O intentar imaginar cómo piensa alguien a quien le pone entrar en un sitio exclusivo protegido por rottweilers rabiosos sin que se le pase por la cabeza la posibilidad de que un día esos mismos perros puedan volverse contra él.

4 comentarios:

kaonashi dijo...

Exacto. Totalmente de acuerdo.

Er Pali dijo...

La pura verdad. Pero lo que no se es porque no cuentan que este chico que ha fallecido y sus amigos estan montando bronca con otro grupo y que los puertas entraron a separarles.

Charles M. Towsend dijo...

Lo cortés no quita lo valiente.

Homicidio. Mínimo 10 años de trena.

Lo demás, lo iremos viendo.

Bac Hylon dijo...

"10 años de trena"... A ver lo que tarda en estar en la calle... ¡ja!

Al margen de eso, yo paso de frecuentar ese tipo de sitios, no va con mi estilo, ni me gusta la música que ponen allí, ni tener que hablar a gritos ni con los ojos escocidos por el humo... Y sobre todo, me siento muy cómodo en zapatillas como para tener que calzar zapatos sólo para entrar allí.