viernes, 17 de abril de 2009

Pánico al Blanco

De entre todos los miedos que campan a sus anchas por este valle de lágrimas que llamamos "vida" hay uno que sobresale entre todos los demás. Un terror tan implacable y primigenio que atenaza a quien lo sufre con inescapables garras que aplastan su misma alma hasta dejarlo convertido en una impotente y lloriqueante ruina humana. Un horror cuya sola idea basta para hacer que frías gotas de sudor perlen la frente de aquellos traumatizados por haberlo experimentado.

El miedo a la página en blanco.

Ahhh, desde aquí siento vuestro escepticismo. Creedme, es algo que no puede ser explicado, sólo lo comprenden aquellos que lo han vivido y han logrado escapar con su cordura medianamente intacta. Ese momento en que el artista se enfrenta al límpido lienzo o a la impoluta página, se apresta a comenzar su obra... y no se le ocurre nada...

Nadie es inmune al miedo a la página en blanco. No importa tu maestría o tus años de experiencia. Da igual que seas un escolar iniciando una redacción sobre tus vacaciones o un premio Nobel a punto de comenzar su siguiente novela.


No, tampoco importa si eres un Guardian de Oa que se ha vuelto tan chungo que se ha puesto el nombre de un personaje de El Rey Leon.

Intentas extraer una simple idea del aparantemente inagotable pozo de tu imaginación y solo encuentras polvorienta sequedad. Los numerosos premios a tu obra te miran burlones desde sus estanterías.

Y el blanco de la página brilla con refulgente malicia.

Con un halo de pálida y cegadora iridiscencia.

Y uno juraría que... que...

...¿que la página está haciendose más grande?

¡Si! ¡Es innegable!

A cada segundo que pasa la página crece más y mas.

Como una albina y rabiosa tormenta de nieve que amenaza con devorarlo todo.

Un níveo y creciente abismo que abre sus fauces de par en par a tus pies...

...aguardando impaciente tu duda, tu tropiezo, tu caida...

...para engullirte envolviéndote en su neblinoso abrazo de lechosa nada...

...condenado a vagar por toda la eternidad por un yermo desierto de inabarcable blancura.

¿Ves, Scar? Eso te pasa por no hacer como Johns y copiarle las ideas a Moore.

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