La gente teme lo que no puede comprender. Y como no pueden comprender la ciencia más avanzada, temen y odian a los científicos.
Y a las primeras de cambio los habitantes locales te echan del pueblo a pedradas. O te montan una turba y asaltan tu laboratorio con antorchas.
Y no es que yo defienda a los científicos rajatabla, que es cierto que alguno ha cometido algún error que ha desencadenado alguna monstruosa amenaza.
Pero hay que ser comprensivos con coincidencias que le podrían pasar a cualquiera.
Que me podrían pasar mí.
O incluso a tí.
Quiero decir, ¿a quién no le ha pasado que, discutiendo con tu compañero de trabajo, te distraes y tiras al suelo un envase que tenías colocado al borde de la mesa?
Y a lo mejor sucede que el envase tan alto y estrecho contenía el gas X-39 ¡la mezcla más mortal que la ciencia jamás ha conocido!
Y hasta podría darse el caso de que estuvieras trabajando con tal gas en un laboratorio con una ventana abierta de par en par.
Laboratorio que, casualmente, estaba a tiro de piedra de una ciudad habitada.
Venga, no seamos hipócritas. A todos nos ha pasado algo así alguna vez.
¿Acaso a vosotros nunca se os ha escapado un gas?
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Monstruoso: En Nombre de la Ciencia
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