miércoles, 3 de marzo de 2010

Y conocerás la verdad... y te dará igual...

Desde pequeños se nos inculca el sagrado valor supremo de la Verdad. Que la honestidad es una virtud y la mentira un pecado.

Cuando crecemos nos bombardean con películas de policias y de periodistas en busca de la Verdad. Una Verdad que una vez revelada al Gran Público acaba con el mal y la injusticia.

Sería tan bonito que la realidad funcionara así...

Pero no. En el mundo real se sabe desde antes de que se emitiera el primer programa que los nativos salvajes de Perdidos en la Tribu son nativos pero no salvajes. Y ya va por su segunda temporada.

Se sabe que los presuntos demandantes de De Buena Ley son en realidad actores. Y ahí sigue el programa.

Y de El Último Superviviente no ya es que no sea último sino que vaya acompañado de cámara, técnico de sonido y productores varios, es que ni superviviente siquiera.

No es de extrañar que en los nuevos presuntos realities cada vez se esfuerzan menos en aparentar que están grabados con cámara oculta.


En consecuencia, nuestros políticos están en política para forrarse, nadie les dice cómo deben conducir y que mañana tienen el coñazo del desfile.

Y no pasa nada.

Además la gente ya tiene la memoria de un pez.

Así que puedes hacer campaña criticando el reglamento de empadronamiento que instauró uno mismo cuando estaba en la Moncloa. O proponiendo reformar la defectuosa ley que uno aprobó cuando tenía el poder.

Y si tu no te cortas, los mercenarios rotweilers que tienes en nómina menos todavía.

Y con jeta suficiente le puedes hacer creer a la gente que el PCTV no logró presentarse a las elecciones cuando gobernaba Josemari.

Y no pasa nada.

1 comentario:

Necio Hutopo dijo...

Y así más o menos en todo el mundo...