lunes, 10 de mayo de 2010

Póntelo, pónselo

Ay, el duro mundo del cómic.

Si, ya lo se, a los que lo veis desde fuera os parece un elíseo campo de glamurosos senderos. Pero el brillo de su oropel en cuatricomía oculta una cruda realidad laboral que lo asemeja más a un árido y desértico valle.

Cada año miles de jóvenes con estrellitas brillando en sus ilusionados ojos llegan a las grandes ciudades con la esperanza de triunfar en el noveno arte. Pero la triste realidad es que, tras unos años trabajando de camaeros, la mayoría acaba regresando a sus lugares de origen para buscarse un trabajo de verdad.

Y esos son los que han tenido suerte.

Porque la terrible verdad es que ni siquiera para los grandes triunfadores el mundo del tebeo resulta rentable.

El hecho de haber logrado abrirse camino profesional, lejos de ser una recompensa, se convierte en una maldición que les obliga a trabajar incontables horas día tras día con el fín de asegurarse unos míseros euros con los que poder seguir subsistiendo.

Por ejemplo, tenemos a Ralph König.

Afamado autor de comics de renombre internacional. Sus obras se venden en los cinco continentes y unas cuantas han sido adaptadas al cine.

Uno pensaría que una figura de su importancia llevaría una existencia deshaogada.

Pero se equivocaría.

Una de sus mayores fuentes de ingresos es un tebeo titulado Kondom des Grauens.

Adaptado al teatro y luego al cine, la obra transcurre en el mundillo gay (como todas las de König) donde una criaturura mutante con forma de condón siembra el terror.

Caramba, pensareis, si hubo presupuesto para contratar a Giger para rediseñar el condón seguro que König se llevó una pastizara importante ¿verdad?

Error.

Un autor de cómic siempre cobra una miseria. Venda lo que venda su producto. Recaude lo que recaude su adaptación al cine.

Y König, todavía en los comienzos de su carrera y con una hipoteca que pagar, se vió obligado a transigir y a traicionar sus más sagrados principios.

Tuvo que escribir y dibujar una versión para heterosexuales titulada Killer Condom.

De cuya adaptación, disribuida por la Troma nada menos, podemos ver aquí el cartel.

(al menos los productores pudieron reaprovechar los diseños de Giger, por lo que se ve)

Así a que aquellos de vostros que todavía soñeis con triunfar en el arte de la viñeta solo tengo una cosa que deciros:

¡HUID INSENSATOOOOOOOOOOOS!

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