El País de la Turba (4)

Ya ayer comenzaron los plumillas patrios a exprimir a los familiares de las víctimas del accidente de Spaniar en Barajas. A lo largo del día de hoy será mucho peor y no se descarta que continuen mañana.

Como cualquier otra catástrofe, les permite rellenar valiosos minutos de pantalla (más valiosos todavía en esta época de sequía veraniega) con un tema de Interés Humano(TM) y hasta hacer como si les preocupase. Hurgar en la hérida de la pérdida de los familiares con sus clásicos "¿qué se siente al perder un hijo/una esposa/un hermano?". Hasta les permitirá a reporteros paparazzi y presentadoras petardas el lujo de hablar como si fueran expertos en seguridad aerea.

Y por si todo ello fuera poco, volver a poner en práctica su rentable táctica de descubrirverdadismo.

El descubrirverdadismo (DVM) es un ya habitual recurso plumífero consistente en recalcar que Hay Que Descubrir la Verdad detrás del accidente. Un público acostumbrado a las perfectas recosntrucciones de las series de polis empollones y al impecable método deductivo de los documentales de científicos frikis ya no se cree las explicaciones accidentales. Un incendio no puede arrasar una comarca porque sea imposible tener medeios para contenerlo, lo ha hecho porque los bomberos han actuado tarde y mal. Un avión no se puede estrellar porque se encadenen dos errores mecanicos, lo ha hecho porque un malvado villano en la sombra no ha querido evitarlo.

El DVM garantiza unos familiares pillados entre el llanto y la indignación durante todo el tiempo que sea necesario, un público cautivado por la paranoia y hasta hace que parezca que los plumillas cumplen una labor justiciera investigando los males de la sociedad. ¡Todo son ganancias!

Y todo eso no es nada comparado con lo que puede pasar el día en que los bufettes de abogados norteamericanos, que intentaron usar el accidente como cabeza de playa, logren abrirse un hueco en nuestro sistema legal.