martes, 4 de enero de 2011

Cristianophobia (2)

Ese odio irracional al cristianismo que recorre el mundo libre y sobre el que nos avisa con sabias palabras Ratzinger, ese radical laicismo que intenta acabar con la religión de la paz y la libertad, no tiene más razón de ser que el bestial odio de sus incitadores.

Y es que la Santa, Católica y Apostólica Iglesia es tan tolerante y generosa que no se limita a pensar en sus adeptos, sino que se desvela por ayudar a toda la población, sea o no creyente.

Por ejemplo, si usted se encuentra agonizando entre insoportables dolores causados por una enfermedad incurable o paralizado completamente, incapaz de hacer otra cosa que ver, oir y parpadear por el resto de sus días, puede decansar tranquilo sabiendo que nadie intentará aprovecharse de su situación para proponerla la salida fácil de la eutanasia. Porque gracias a ímprobos esfuerzos de santos varones como Rouco Varela este gobierno de rojos chequistas no ha osado legalizarla.

Y si todavía estamos a tiempo de salvar a nuestros hijos de los malignos designios de la Mafia Rosa podemos agradecérselo al obispo de Córdoba que hace una semana desveló los planes de la UNESCO de convertir a media población mundial en homosexual.

Y todo ello mientras la Santa Iglesia sufre los salvajes atques de los enemigos de la Fé que se aferran a unos pocos casos para osar acusarla del pecado de la lascivia. Cuando en realidad las conductas erroneas de esos dos o tres pobres y confusos sacerdotes no son culpa suya sino de la decadencia moral de la sociedad civil (debida sin duda a la destructora ola de laicismo que la corroe).

Si, es cierto, la gente todavía puede divorciarse y los invertidos llamar a lo suyo matrimonio. Pero tiempo al tiempo... que en España vuelve a amanecer...

2 comentarios:

Dr. Huysmans dijo...

Se te ve el plumero.

Mistheart dijo...

La iglesia debería dejar ya la excusa de 'una sociedad malvada me obligó a hacerlo' de los curas salidorros.

A mi que un señor mayor con túnica y al que no me ha visto en la vida me diga lo que puedo a o no puedo hacer, cuando no tiene nada que ver con lo que creo o dejo de creer, me molesta sobremanera.