domingo, 1 de mayo de 2011

1 de Mayo: ¡Santo Papa, Batman!

Damas y caballeros.

Proletarios y parias de la tierra.

Como cada primero de mayo tenemos con nosotros al adalid de los oprimidos.

El defensor de los famélicos.

¡Es un fantasma!

¡Es rojo!

No es otro que...

...¡EL FANTASMA ROJO!

Mis pequeños proletarios, este año tengo algo que confesar.

Una carga que he llevado oculta en mi interior durante años. Durante demasiados años.

Décadas en las que se ha ido haciendo más y más pesada. Tanto que incluso mi prodigiosa fuerza ya resulta insuficiente y me veo forzado a liberarme de ella.

Yo...

Y-yo admiro a la Iglesia Católica...

Ya está. Ya lo he dicho.

No me juzgueis tan duramente. Intentad vedlo desde mi punto de vista.

La Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana se basa en una estructura de poder absoluto que le habría causado sueños húmedos al añorado Camarada Stalin. Vertebrado en un férreo dogma que todo aquel que osa cuestionar se ve exiliado pero con un acntuado sentido de la realpolitik que hace mirar para otro lado cuando conviene en lugares como Irlanda del Norte, Nápoles, Colombia o el País Vasco. Todo ello asentado sobre una base de fieles creyentes incapaces de cuestionar la institución incluso cuando incumple sus mismos principios sin el menor disimulo.

Ahhh, si nuestra soviética unión hubiera sido levantada por los mismos arquitectos ahora se estaría celebrando el desfile del 1 de Mayo por la 5ª Avenida de Nueva York.

No sólo eso. Para poder funcionar la misma URSS tuvo que permitir un cierto grado de capitalismo en su engranaje estatal. No tanto como el de China (malditos traidores vendidos al capital, siempre supe que no erais de fiar) pero sí el suficiente como para que existiera un mercado funcional.

Sin embargo la Iglesia abraza el capitalismo desde su propia raiz con una pureza e intensidad que haría que Bakunin pareciera un ejecutivo de Wall Street. Su mismo santoral lo demuestra.

¿Cómo nace un santo? Es simple en realidad.

Pongamos que Rufino, un honesto labriego, sufre de un severo caso de Parkinson y se somete a un tratamiento intensivo de quimioterapia. El tratamiento fracasa y Rufino muere.

Pero supongamos que el sacerdote local le sugiere que rece al Padre Benito, que fué fusilado por los republicanos durante la Guerra Civil. Entonces, allá en el cielo, el Padre Benito escucha la desesperada plegaria de Rufino y a cambio de la invocación se acerca al Trono Celestial donde Dios Padre anda con sus asuntos e intercede ante él. Tras escuchar la petición Dios Todopoderoso decide intervenir y cura milagrosamente el parkinson de Rufino.

Rufino, loco de contento, le cuenta el milagro a todo aquel que quiere oirlo y no pasa mucho tiempo antes de que el Vaticano eleve al Padre Benito a la categoría de beato. Con él ya son 498.

El título de beato garantiza que el Padre Benito tiene contactos. Que se le puede sobornar con plegarias y ofrendas y que él a cambio tiene manga con Dios para convencerle de que te saque de un apuro.

Resumiendo:

Protestante. Va a ser que no.

Huy, musulmán. Menos todavía.

Católica, como debe ser. Veo que ha traido las oraciones, hermana. De numeración no consecutiva como acordamos ¿verdad?

Es por eso que los políticos afines al Vaticano llevan años bloqueando la investigación con células madre. Si logran curar el Parkinson o el Alzheimer ¡la cantidad de negocio que perderían!

¡¡¡Eso es capitalismo puro y duro!!!

Pero hay otra cosa más.

Y no me malinterpreteis, que mi admiración por el Ché y por Mao sigue intacta.

Pero la entrega a la causa de cualquier santo católico es inigualable. Considerad que, en su momento, todos ellos han tenido que afrontar el Martirio.

Unos fueron crucificados. Otros asaeteados. Algunos incluso quemados vivos. Todos sufrieron una muerte terrible y dolorosa.

Y el más duro y valiente de todos: Juan Pablo II.

Jamás en la historia de la humanidad hubo otro católico que fuera martirizado en público durante tantos meses en el nombre de su fé hasta morir.

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