Las Comparaciones NO son Odiosas

A primera vista a más de uno podría parecerle que la nueva miniserie de Lobezno y Hércules no es más que otra calculada maniobra comercial.

Y sin embargo no sólo no se trata de otro gratuito crossover que se aproveche de la inagotable popularidad del mutante canadiense sino de un evento no ya lógico sino inevitable hasta el punto de ser necesario.

Pues, como acertadamente reflexiona Tieri en el interior, ¿no son los superheroes la encarnación de los mitos clásicos de la cultura griega?

Con sus héroes, dioses y semidioses adaptados a los parámetros de la Edad de la Razón y reconvertidos en científicos, extraterrestres y mutantes.

Hasta el extremo de poder establecer perfectos paralelismos entre las antíguas figuras de la cultura grecorromana y sus reencarnaciones modernas.

En algunos casos, como el del cíclope...

...la correspondencia es más que obvia.

Pero en otros son las cualidades básicas e inherentes las que han buscado una nueva forma. Como la imparable fuerza del Minotauro...

...que hoy en día idolatramos bajo la esmeralda forma de Hulk.

O el libre vuelo del indomable Pegaso...

que hoy deja la flamígera estela de la Antorcha Humana.

Los más valerosos guerreros de antaño se convertían en piedra bajo la mirada de Medusa la gorgona...

...igual que hoy los más veteranos mercenarios se quedan de piedra ante la presencia de Lobezno.

Los atrayentes cantos de sirena de las arpías atraían a los marineros a su perdición.

Igual que los irresistibles encantos de Tony Stark atraen a las superheroinas a su cama.

Antaño Cupido sembraba el amor por doquier con sus certeras flechas...

Como hoy en día el Capitán América... hmmm... Habría que preguntarle al Halcón.

¿Y quién es el equivalente moderno del centauro? os preguntareis.

Pues preguntádselo a Mary Jane, que algo así ni Mephisto sería capaz de hacérselo olvidar...