jueves, 26 de enero de 2012

La Profecía del Fénix

He aquí que caí dormido.

Y entre la neblina de mis sueños apareció el Fénix.

Y, tomándome de la mano me dijo "ven conmigo, pues tengo que mostrarte los tiempos venideros".

Y volé con el a días todavía por amanecer y, allá en las alturas, me dijo "mira hacia abajo y contempla lo aquello que todavía no ha sucedido".

Y abrí los ojos y, para mi eterna condena, los dirigí hacia la tierra.

Cómo olvidar lo que ví si cada vez que cierro los ojos vuelve a aparecerseme.

Vi cómo Franco volvió a surgir de su inviolable tumba derribando a aquellos que osaron acusarle. Sus seguidores cada día más numerosos. Más ruidosos. Más orgullosos. Y no pasó nada.

Vi cómo la profesión periodística se quitaba la máscara y descubría bajo ella el chillón maquillaje de una prostituta barata. Y no pasó nada.

Vi cómo el poder judicial danzaba alegremente al son de los hilos de títere que lo movían con indisimulada alegría. Y no pasó nada.

Ví cómo los esbirros de las empresas energéticas negaban el cambio climático bajo un agujero en la capa de ozono y alzando su voz para que se oyera en medio de tormentas nunca antes vistas. Y personalidades a sueldo de la industria radiactiva defendían su suprema seguridad durante los mayores accidentes nucleares que había visto el mundo.

Vi cómo la clase política se lanzó a atracar a su electorado con apocalíptica desesperación y, una vez no pudo robarles más porque no les quedaba, les acusó de ser culpables de su propio enriquecimiento.

Y se lo creyeron.

Vi cómo se condenaba a acusados contra los que no había pruebas.

Vi cómo quedaban libres acusados contra los que el peso de la evidencia era aplastante.

Vi cómo los poderosos recuperaban todo el poder que les habían arrebatado las revoluciones.

Vi cómo los débiles olvidaban el poder que tenían en conjunto y se encogían como mujeres maltratadas esperando que su sumisión aplazara la siguiente paliza y, en el fondo, sabiendo que no iba a ser así.

Vi cómo, uno a uno, todos los derechos, todos los dones que ganaron para nuestro país con su sudor y con su sangre aquellos que lucharon por traer la democracia les eran arrebatados a sus herederos ante una indiferencia y resignación que ni siquiera mostrarían unas reses camino del matadero.

Vi cómo volvía la España del caciquismo sin violencia, sin estruendo, sin derramamiento de sangre.

Porque habían descubierto el secreto.

Que la mejor manera de oprimir a un pueblo es darle la opción de liberarse y convencerle de que no debe hacerlo.

"Sabe que todo esto es verdadero y ha de suceder" me susurró al oido el Fénix mientras me llevaba de vuelta a mi tiempo "pues el ser humano no ha descubierto mayor verdad que aquella que afirma que todo pueblo tiene el gobierno que se merece".

La persona que el Fénix depositó en su casa no era la misma que se llevó. Era este cascarón cansado y avejentado que veis ante vosotros. Día tras día repito la profecía de las cosas que me enseñó el Fénix a los transeuntes que no me quieren ver.

A oidos que no me quieren escuchar.

Pero tengo suerte. Sí, la tengo.

Porque vais a ser VOSOTROS quienes tendreis que vivir en el mundo que vuestra apatía ha creado.

3 comentarios:

LoKKie dijo...

No te sulfures anda.antes o despues algo habrá que les toque tanto las pelotas a la gente que por fin luchen.
calmate,coño.

Necio Hutopo dijo...

Pues será cosa de ir empezando a checar los precios de los fuciles en el mercado negro, no?

E. Martin dijo...

O a cuánto están los cursos para aprender islandés.