jueves, 9 de febrero de 2012

¡Recordad El Alam... 1808!

Amigos, conciudadanos, nos conocemos y sabeis que en absoluto soy dado a arranques patrioteros. Si bien jamás me he contenido de glosar las luces de mi país y de mi tierra tampoco me ha temblado la voz al denunciar sus muchas sombras.

Y sin embargo llega un triste momento en que los individuos deben unirse en causa común cuando la bandera bajo la que viven es vílmente atacada por torticeros intereses extranjeros.



El día de ayer figurará por derecho propio en la historia de la infamia. ¿Cabría imaginar mayor cantidad de insidias por segundo?

Y encima, como bien se denuncia en los comentarios a este videp en Yotube...

¡¡¡Copiando el estilo de Spitting Image!!! Qué huevos más gordos los de esos franchutes.

¡ALGO ASÍ NUNCA LO HABRÍAMOS HECHO EN ESPAÑA!

Y es que en el fondo de la cuestión subyace la tradicional envidia que siempre nos han tenido el resto de europeos. Saben que siempre hemos sido más guapos, más fuertes y más inteligentes que ellos (y sobre nuestra legendaria virilidad sólo habría que preguntarle a las turistas, jo jo jo) y por eso a lo largo de los siglos no han cesado en sus intentos de subyugarnos.

Y a pesar del hecho de que ninguna nación europea haya logrado jamás subyugar a los orgullosos hijos de Iberia no han cesado de intentarlo.

Los ingleses, no contentos con asaltar como vulgares bandidos los barcos que venían de nuestras legítimas posesiones en América ¡nos robaron Gibraltar vílmente! Joder, si hasta intentaron invadir Tenerife, cosa incomprensible a menos que sólo quieras hacer dañ... quiero decir... ¡intentaron robarnos una de nuestras más preciosas joyas atlánticas.

Y los franceses... ahhh, los franceses. Sólo lograron invadirnos en 1808 gracias a que le entregaron la patria en bandeja unos Borbones corruptos hasta la médula capaces de vender a su propia madre por un porcentaje de beneficios (qué diferentes de los Borbones de hoy en día, afortunadamente). Y les echamos a patadas sin ayuda de nadie, y no como ellos en la Segunda Guerra Mundial.

Así que esta es sólo la última andanada en una guerra motivada exclusivamente en la envidia que nos tienen. Al fin y al cabo no es culpa nuestra que nuestros deportistas sean mejores que los suyos (y más cuando corren en coches mejores que los de ellos).

Porque si de algo tenemos que estar muy pero que MUY orgullosos los españoles es de nuestros deportistas, inmejorable ejemplo de hasta dónde se puede llegar con tesón y esfuerzo.

Y eso a pesar de las oscuras conspiraciones que se han organizado para intentar arrebatarnos los éxitos que tan justamente nos correspondían.

Porque ¿quién no tiene unos cuantos litros de sangre en bolsas en su nevera por si un día se corta haciendo la cena y necesita una transfusión urgente?

¿A quién no le han puesto unos malvados chinos éxtasis en el aire acondicionado del hotel para que diera positivo en el control anti dopping del día siguiente?

Más aún, ¿a quién no le han cambiado la residencia fiscal a Andorra contra su voluntad sus perversos padres?

¿Quién no se ha montado un matrimonio para tapar...? Uy, perdón, que esto no iba aqui...

En resumen, que cuando los extranjeros atacan a nuestros deportistas es por pura envidia dado que es una patente mentira que el dopaje sea un problema endémico en España. Alcémonos como un solo hombre frente a estos ataques xenófobos, como muy bien ha descrito el ministro Wert, y demostrémosles a esos putos extranjeros de mierda que los españoles por las buenas somos gente pacífica que nunca nos metemos con nadie pero, por las malas, somos invencibles luchadores.

Enarbolemos nuestra bandera presidida por nuestro toro bravo, ese animal que tan perféctamente representa los inmortales valores morales que subyacen en el corazón de nuestra patria y luchemos en defensa del honor y la dignidad de nuestros deportistas.

Tan inocentes como nuestros políticos, como bien han demostrado nuestros justos tribunales.

2 comentarios:

Bac Hylon dijo...

¿Quién ha dicho que los tribunales sean justos? Mira el malvérrimo de Garzón, qué calladito se lo tenía. A punto, a puntito ha estado de frustrar el plan maestro de resucitar al Tito Paco (Robert Kirkman está que trina, le han jodido dos arcos argumentales de The Walking Dead).

A Contador y a Nadal lo que les hacía falta era un padrino, eso es todo.

Necio Hutopo dijo...

Yo es que aún estoy tratando de entender el causal tipo de indignación tuitera... Y es que es un asunto que me tiene muy desconcertado... Algo tendrá que ver el Clembuterol en esto, estoy seguro