Uno de los supremos placeres que ofrece esta gloriosa Era del DVD que estamos viviendo es reencontrarse con las series que marcaron la propia juventud y redescubrirlas en las condiciones adecuadas; sin publicidad, con su formato de pantalla correcto y en versión original.
Es cierto que tal actividad da pié a más de una ruptura de corazón al descubrir lo mal que han envejecido algunos, pero a cambio ofrece maravillosas recompensas cuando uno vuelve a saborear placeres de antaño y descubre nuevos e insospechados matices que siempre estuvieron ahí pero no pudo apreciar debido a su juventud.
Así que Quien Esto Escribe (QEE) se abalanzó con ávida anticipación sobre el pack que ofertaba el Daily Price local a menos de la mitad de su precio original.
Efectívamente, el Ube original. Sí, es cierto que el Todo-Nuebo y Todo-Diferente Ube del 2010 es insuperable desde el momento en que cuenta con la participación personal de ROB! pero eso no implica que el original sea carente en virtudes. De hecho de su visionado adolescente uno recordaba que planteaba situaciones y dudas que la mayoría de las series televisivas del momento no se atrevían a tocar por muy adultas que fueran.
Preparándose para disfrutar de una obra maestra recuperada, QEE introdujo el primer deuvedé en su reproductor y dió comienzo a la primera miniserie.
La primera sorpresa fué descubrir que el proyecto había surgido de la energía creativa de un sólo individuo: el guionista-productor-director Kenneth Johnson.
Pero no fué la última.
Ube comienza con una emotiva dedicatoria a todos los luchadores por la libertad habidos y por haber...
...que encadena con el video en bruto de una entrevista cámare en mano a un lider guerrillero enfrentado a la dictadura militar salvadoreña en un campamento...
...que inmediatamente es atacado por fuerzas gubernamentales, lo que da pié a una trepidante persecución plagada de virtuosos planos de helicópteros.
La emocionante escena es dramáticamente interrumpida por una gigantesca sombra que es arrojada por una enorme nave espacial que se dirige hacia la ciudad más cercana.
Tal escena se repite simultáneamente alrededor del mundo, como podemos contemplar en una sucesión de pantallas televisivas...
...ante las que se nos van presentando a los futuros protagonistas a través de sus reacciones ante el fenómeno. No faltan siniestras metáforas visuales de mal presagio como la contraposición de una de las naves a una recién descubierta calavera fósil...
...o la frenética reacción de unas ratas de laboratorio.
Los Visitantes se revelan como pacíficos humanoides interesados en un intercambio de materias primas por conocimiento que ayudará a ambas partes.
Sin embargo se siguen produciendo imágenes inquietantes, como la manera en que la segunda al mando Diana parece espiar desde el video de su entrevista mientras el cámara televisivo Donovan y a su novia celebran su éxito periodístico...
...o la gran cantidad de visitantes que se incorporan al trabajo de reforma de las fábricas terrestres.
Mientras tanto los diferentes personajes viven la llegada de los visitantes de diferentes maneras que van desde el recelo a la confianca ciega y, en un caso, deseo.
Finalmente es Mike Donovan quien logra infiltrarse en la nave nodriza y descubre primero los siniestros planes de los alienígenas y, en uno de los momentos más impactantes de la historia de la ficción televisiva, su auténtica naturaleza.
Pero no todo el mal en Ube viste piel reptiliana. Cuando los visitantes comienzan a demonizar a los científicos muchos humanos, por convicción o por mero interés, se convierten en entusiastas colaboracionistas y un judío superviviente del holocausto nazi tiene que ver cómo su nieto se transforma en un obediente Camisa Marrón.
Igualmente un fugitivo Donovan descubre que hay visitantes quintacolumnistas que le ayudan e intentan sabotear los planes de su carismático Lider para la humanidad.
El perverso voyeurismo de Diana se materializa cuando observa a través de un falso espejo el emparejamiento entre una ingnorante Robin y su novio visitante.
No contenta con ello, después revisa la jugada en vídeo en su dormitorio en compañía del mismo chulazo.
E incluso insinua tendencias lésbicas dignas de la mismísima Rosa Klebb en su trato con la colaboracionista ex novia de Donovan.
Mientras tanto las diferentes subtramas personales han ido confluyendo hasta culminar en la formación de una Resistencia frente a los visitantes liderada por una dubitativa Julie Parrish a la que, ocasionalmente, se une alguna estrella invitada de esas que eran famosas en la televisión ochentera pero que hoy en día no reconoce nadie.
Aquí concluye la famosa primera miniserie de V.
Y estoy seguro que ahora mismo os estais haciendo la misma pregunta que me hice yo cuando pulsé la tecla de expulsar el deuvedé.
¿CÓMO ME PUDO GUSTAR ESTA BASURA CUANDO LA VÍ POR PRIMERA VEZ?
¿¿¿Acaso en los 80 iba tan puesto de drogas que ni siquiera recuerdo que me drogaba y creo falsamente que tuve una juventud sosa y abstemia???
¿Un guerrillero presentado como un heroe? Vale, eran los ochenta y la televisión americana estaba llena de progres y comunistas de esos que odiaban a los democráticos y benevolentes regímenes de Nicaragua, El Salvador, Chile o Argentina.
Pero ¿trepidante acción a los cinco minutos de comenzar el primer episodio? ¡Qué horror! ¡Si todo el mundo sabe que el inicio tiene que ser serio, grave y grandilocuente, lleno de personas que permanecen de pié frente a ventanas desde donde contemplan una metrópoli y ponderan los límites de la libertad y la acción justiciera!
¿Metáforas visuales? ¿Es que me habeis tomado por un puto gafapasta? Lo que se quiera decir lo tienen que decir los personajes usando el mayor número posible de palabras. Y repetirlo cada media hora, que si no a los espectadores se nos olvida.
¿Reflexiones sobre la facilidad con la que el fascismo puede infiltrarse y corromper a la más democrática de las sociedades? Oh Diso mio eso es... eso es... ¡ES DE CINE DEL DE PENSAR! Ay, ay que me duele la cabeza sólo de recordarlo...
Si, vale, lo de la mala bollera (y voyera) mola, claro. Y el despelote también. Pero joder, que se pegan media hora desarrollando la trama y de repente empiezan a sacarte humanos malos y alienos buenos y te lias todo y ya no tienes claro qué bando es el de los buenos. Es relativismo moral, ¡QUÉ ASCO!
Claro, visto lo visto no me extraña que le dieran la patada al Johnson y ya no contaran con él para la continuación, Ube la Vatalla Final. Como epílogo optimista podría añadir que el bueno de Kenneth aprendió la lección y con el tiempo llegó a ser rey por sus propios medios dirigr una de las películas más Geniales! del cine de los noventa.
¡STEEL!
Así que decidí darle un voto de confianza a los productores y, no sin cierta precaución, introduje en el reproductor el primer disco de la segunda miniserie...
A SER CONTINUADO...
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