El rico y variado dramatis personae que sirve de telón de fondo a la titánica lucha de la Resistencia contra los Visitantes, profunda metáfora de la sempiterna lucha del bien y del mal, confroma un complejo tapiz de individuos indisolublemente entrelazados. Cada personaje, cual gema engarzada en filigrana, conforma una de las insignifciantes partes que integran el destelleante todo pero, sin embargo, brilla con luz propia una vez examinado en solitario.
Como Oswald.
-Rupert, te necesito.
-Me llamo Oswald.
-Es igual, nadie va a pillar el chiste.
Cuando la boticaria es condenada por el envenenamiento de Charles el Chulazo a ser lanzada con su cadaver en un
-Mírala la muy fresca, tanto chulazo para ella sola, a solas en la tranquilidad del espacio...
Oswald cumple al pie de la letra.
Oooooo Ai yas uant tu breic friiii...
Y es que desde su primera aparición queda claro que, en refrescante contraste con el resto de Visitantes, es un oficial no sólo obediente y disciplinado sino incluso eficiente.
Porque cuando la resistencia de James no es suficiente para aplacar la fogosa furia de Diana...
-¿Te gustan las sábanas, James? No sabes lo que costó matar al conde que no quería dejarme la tela para hacerlas.
...es a Oswald, sabedora de que sólo él sabrá proporcionarle una alternativa satisfactoria.
-¿Qué te dije de hacerles un depilado antes de traermelos, Oswald?
-Sigh... Tú te lo pierdes, Diana, tontita.
Ciertamentre hay ocasiones en que casi dijérase que Oswald, como el legendario Claudio de Robert Graves, aparenta saber mucho más de lo que debería pero elige pasar desapercibido como estrategia de supervivencia.
-(Pffff... que son Visitantes con máscaras imitando a Donovan y Julie, dicen... Menudas petardas... Si son lagartos yo soy Dolph Lungren vestido de sevillana, mira tú estas)
-¿Decía usted algo, señor?
-Uy no que vá, para nada.
Pero a estas alturas queda claro que hay un cierto matiz de Oswald que no podemos apreciar en su totalidad. Un oculto aspecto de su personalidad que apenas podemos vislumbrar en su conducta superficial pero que se adivina profundo y fundamental.
Que se manifiesta en pequeños y casi imperceptibles detalles.
Como ese gesto de "qué desperdicio de carne" que pone cuando pasa por delante del joven chulazo destinado a sacrificio de celebración de navidad Visitante (con DOS piedras, que se note el despilfarro).
O la cara de circunstancias que pone cuando Lydia intenta ligárselo aprovechando el desenfreno festivo-concupiscente...
...y la cara de "a este paso me quedo para vestir santos" que se le queda a ella.
Si, uno tiene la inevitable sensación de que hay en Oswald más de lo que se aprecia a simple vista. Que es poseedor de una escondida faceta sobre cuya engimática naturaleza sólo podemos elucubrar.
Porque lo que es yo, por más vueltas que le dé...
...oye, chocho, es que ni flowers ¿sabes lo que te digo, beibi?
A SER CONTINUADO...
1 comentario:
Sin duda un actor con múltiples registros...
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