A estas alturas de recorrido cierto pensamiento se hace inevitable: "tarde o temprano se terminará Ube y entonces ¿qué será de mí?"
Sosegad vuestras inquietas almas, queridos lectores, pues la vida es como una caja de bombones Ferrero Rocher fuera de temporada: más de uno te va a sorprender por su peculiar sabor.
Y las oportunidades de contemplar la Genialidad! pueden surgir imprevisiblemente a la vuelta de la siguiente esquina.
Para que luego digan que la cartelería es un arte estancado
Como el ciclo Cotufas en el Museo que podemos disfrutar en estas Islas (nunca mejor dicho) Afortunadas.
(para aquellos de nuestros lectores que sean malditos peninsulares descendientes de invasores genocidas aclarar que "cotufas" es el término con el que nos referimos a eso que vosotros, por algún extraño y perverso motivo sin dida, llamais "palomitas de maiz")
El comienzo del ciclo da poca confianza, cierto. Tirma es una de las primeras películas rodadas en Canarias, cine antígueo ¡EN BLANCO Y NEGRO! Vamos, ¿qué es esto? ¿Un ciclo de cine gafapasta? ¿Es que ahora somos críticos de cine o qué?
La cosa mejora un poco (pero no mucho) con Hace un Millón de Años. Es en color, sí, pero a cambio ¡es cine de acción en el que no paran de suceder cosas! ¡No hay villanos megalómanos con un plan maestro que hablen durante media hora! ¡Salen dinosaurios no aprobados por ningún paleontólogo! Y qué decir de La Tierra Olvidada por el Tiempo. ¿O es Viaje al Mundo perdido la siguiente película? El folleto y la página web no parecen ponerse de acuerdo.
Pero el verdadero motivo para acudir al ciclo, la pis de resisntans, es la cuarta película:
¿Qué decir tan magna obra cumbre del séptimo arte?
Las palabras no pueden hacerle justicia.
Las letras no pueden expresar adecuadamente el desbordante talento del ínclito Javier F. Caldas, Genio! entre los Genios! que ha regalado al mundo celuloide esta tierra de oceano y volcanes (y, considerando que entre ellos se hayan Fresnadillo y los Hermanos Ríos eso es decir MUCHO) quien, como hizo Charles Laughton (y debería haber hecho Orson Welles) se retiró modestamente tras obsequiarnos con una única obra maestra sabedor de que nunca podría igualarla ni mucho menos superarla.
Expresar adecuadamente la más minima fracción de la experiencia que es LA ISLA DEL INFIERNO requiere hacer un interludio dentro del interludio.
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LAS CRÓNICAS DECAPODIANAS: INFIERNO EN LA ISLA
Si, amigos y sin embargo lectores, Zoidberg estuvo allí.
Era una oscura noche de agosto de 1998.
La invitación estaba redactada con la inofensiva educación habitual en este tipo de literatura.
Mientras los asistentes a la premiere charlaban relajadamente en el hall del cine nada hacía presagiar lo que se avecinaba.
Caldas era uno de las más jóvenes y prometedores cineastas canarios de su generación. Tan grandes eran su talento y su tesón que, a pesar de ser hijo del Consejero de Agricultura del gobierno autónomo, logró una cuantiosa subvención para poder llevar a cabo su proyecto. Tan exhasutiva su disciplina que le llevó un año entero completar el guión.
Zoidberg lo recuerda todo.
Cómo la masa de invitados subió al piso superior.
Cómo se fueron sentando.
Y, finalmente, cómo se iluminó la pantalla en el último segundo antes de que comenzara la película.
Y lo que vino después...
No es que Zoidberg lo siga recordando, es que no puede olvidarlo. 24 horas después del hecho ya era el único que reconocía en público que había estado en aquel estreno ante las reiteradas negativas de aquellos con quienes habñia compartido butacas.
¿Miedo de tener que dar su opinión sobre la ópera prima del hijo de alguien influyente? ¡NO! Simple amnesia de supervivencia inducida por cerebros deseosos de no perder todo atisbo de cordura.
Algunos murmuran que la huella de La Isla del Infierno sigue presente en aquel lugar en el que ojos humanos fueron expuestos a sus fotogramas por primera vez. Que es por ello que los entonces Multicines Price hoy en día son los Muticines Renoir.
Los únicos Multicines Renoir de toda España que proyectan todas sus películas dobladas...
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Así es la mayor obra cumbre de la cinematografía canaria (y considerando que incluye hailaigts como Mararía o Fotos eso es decir MUCHO).
Bueno, hay un momento disonante que os llamará la atención. El "momento Conan" en el bosque, cuando de repente la película cobra pulso narrativo y los planos están bien rodados y mejor montados. No os preocupeis, es sólo una secuencia y la culpa es del cámara y director de segunda unidad, un nefasto individuo llamado Menges que también casi arruina la carrera de Fresnadillo cuando hizo todo lo posible por rodar Esposados de manera fresca y original. Tranquilos que pronto Caldas retoma las riendas y todo vuelve a la Genialidad!
Así que aprovechad la histórica segunda proyección en Tenerife de LA ISLA DEL INFIERNO...
...y no falteis a la cita en el Museo de la Naturaleza y el Hombre (donde las momias y las evidencias de pirámides) este 30 de agosto.
No, no me deis las gracias.
5 comentarios:
Que sepa usted que yo, madrileño de varias generaciones, tambien las llamo cotufas. Aunque no es exclusividad de por alli: Venezuela - cotufas (venezolanismo, del inglés corn to fry ("maíz para freír") :p
Y no olvide que en cierta isla vecina (suponiendo que admita su existencia) las llamamos roscas :-)
Interesante poner ésto en la serie dedicada a V, perdón a ube. ¿Insinúa que cierto cineasta isleño es en realidad un infiltrado lagarto? ¿O acaso que está detrás de mí y seguimos soñando?
Pues a mi que son los Taquiones o algo así, seguro... En todo caso, me queda retirado, así que la ve y me la platica luego
Señor Sauron: ¿acaso insinua usted que es un vocablo de origne venezolano? ¡Insidias! Cualquiera que le oyese podría hasta creerse... no sé... que tantos canarios emigraron allá que todavía hoy se le llama "la octava isla".
Don Saturnino: ¡Cuidado! ¡Detrás suyo! ¡Es Soria! ¡Dios mío, estábamos despiertos todo el rato y no nos habíamos dado cuenta!
Señor Hutopo: la Genialidad! no lo viene a buscar a uno, es uno quien debe salir a encontrarla y, a través suyo, llegar finalmente hasta ROB!
Pues casi que me alegro de que escriba algo que no sea revisitar V, oiga; con un poco de suerte acaba cuanto antes de verla y nos cuenta otras historias. O no, que para eso es su blog :-)
¡Y es la primera vez que encuentro una explicación razonable al por qué del término "cotufas"! Oiga, muchas gracias, Sauron. Visto los antecedentes conocidos por todos (fonil, chinegua, nife, cambuyonero, etc...) no me extrañaría lo más mínimo que fuera ése su origen.
Salud y eso.
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