viernes, 14 de diciembre de 2012

El Expofriki que Vivimos Peligrosamente (1): Pongamos que hablo de Madrid

Es imposible aprehender la singularidad que caracteriza al Expofriki sin comprender antes las peculiaridades del marco incomparable en el que tiene lugar.

Un pintoresco lugar que el resto del planeta conoce como... ¡MADRID!

Tan extremas son sus condiciones que la alfombra de bienvenida que extiende ante viajeros llegados de lejanos continentes tras vuelos que han atravesado extraños mares es un laberinto de locura y formas no euclidianas que algún poeta enajenado dio en llamar "T4"


Sólo un experimentado caminante con miles de kilómetros a sus espaldas puede afrontar semejante reto sin arriesgarse a quedar reducido a un babeante idiota voceador de incongruencias (o, para usar el cariñoso término que se usa por estos lares, un Paco Marhuenda). Quien esto escribe es un viejo adversario de la T4 hasta tal extremo que hemos desarrollado una extraña camaradería enemistada. Si el valor de un héroe lo da la calidad de sus oponentes estoy orgulloso de llamar a la T4 "archienemigo".

De hecho ya hasta le pregunto por cómo le va a sus hijos, los robots gubernamentales de Alita.


Y le comento que parece mentira cuánto han crecido, que cualquier día de estos se van de casa y fundan su propia terminal.

Porque uno debe respetar a su enemigo cuando es honorable, y si de algo no se puede acusar a la T4 es de que no advierta suficientemente de lo definitivo que es dar un paso más allá de sus fronteras.



Y es que al otro lado de engañosamente fáciles puertas corredizas diseñadas para engatusar a los incautos el recién llegado se da de bruces con un dantesco paisaje en el que los edifios mantienen indecorosas e incestuosas relaciones sexuales a la vista de todo el mundo.


Como resultado de tan antinaturales cópulas nacen deformes abominaciones que jamás deberían haber visto la luz del día. Siniestras edificaciones de abyectas y mutantes formas...


...prueba de lo mal que se toma la madre naturaleza que se blasfeme contra sus reglas de la genética...


...marcadas por superficies de estilo arquitectónico en permanentemente cambio. Posar la vista en tales fachadas durante más tiempo del estrictamente necesario es arriesgar la propia cordura.

Quizá sea una casualidad que haya sido esta la ciudad elegido por los veteranos retirados de los servicios secretos de la Segunda Guerra Mundial para montar sus churrerías.



O quizá no.

Pues ¿qué otra urbe de este u otros continentes podría presumir de tener un monumento público...


...a las legendarias estudiantes universitarias que, para poder pagarse la carrera, ejercían la prostitución?

Sin embargo tan sentido como bizarro homenaje es ampliamente superado...


...por el monumento dedicado a...


...los decapitadores de niñas.

Empapándose de la enloquecedora irrealidad que campa a sus anchas por las calles algunas estatuas cobran vida.

 
Y al hacerlo...



...intentan aplastar a los degenerados transeuntes cuyo paso contemplan dia tras demencial día.

Cómo de mal estará la cosa que al elegante piloto automático del metro...

 
...se le ha quedado esta cara de pena...


Madrid es un lugar en el que un día cualquiera, sin previo aviso, el desprevenido paseante...


...puede cruzarse con un grupo de personas de verdad, de carne y hueso, que usan Segways...


Y sin embargo, justo es reconocerlo, algunos de sus rincones conservan el castizo y entrañable encanto de la acogedora capital que un día fué.


Y sus pantallas siguen abiertas a las más prestigiosas obras cinemaográficas de otros paises.


Tal vez sea por ello que todavía existen en esta impía ciudad almas bondadosas...


...que intentan advertir de los peligros que por sus calles vagan...



1 comentario:

Necio Hutopo dijo...

AL menos hay valientes que se atreven a adentrarse en las entrañas de la bestia y traer documentación consigo, aún a costa de su propia seguridad...