Si es que todo se pierde, coño, malhadados tiempos de cutrerío y populismo.
En tiempos remotos cuando se pretendía representar el Fin de los Días se hacían las cosas como Diso manda.
Por ejemplo en el clásico El Triunfo de la Muerte de Brueghel el Yayo.
Con sus hordas de esqueletos arrastrando a los vivos a su perdición cual ejército nigromante del Warhammer.
Y no es el único caso, claro. El tema del sonriente esqueleto representador de la muerte que nos iguala al devolvernos al polvo del que procedemos es recurrente en la pimtura clásica.
La huesuda imagen del inevitable final que nos aguarda a todos.
Y es que pocos elementos iconográficos son tan tradicionalmente inalterables como la irónicamente sonriente faz de una calavera.
Bueno, en realidad inalterable... lo que se dice inalterable...
Ahhh, días de chonismo y de indiscutible reinado de Mujeres y Hombres y Viceversa, de Paquirrines y Belenes Esteban, os maldigo con rabia inaplacable.
Que antes las masas de muertos surgidos de sus tumbas venían a llevarse a los vivos a pié o a caballo, al compás de los desgarradores gritos de terror de sus víctimas...
...y ahora lo hacen en un descapotable mientras escuchan reagettón a todo volumen...
2 comentarios:
Podría ser peor... Podrían, además, tuitearlo en directo.
OLA K ASE S AKABA EL MUNDO O K ASE
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