miércoles, 17 de julio de 2013

Las Crónicas Decapodianas: Retorno a Hermenahead

Hola, Zoidberg-del-Pasado.

No, tus ojos no te engañan, soy tú. El Zoidberg-del-Futuro, que ha llegado proviniente de lejanos días atravesando décadas.

Dos, concretamente.

Bueno, dos y media.

Vale ¿y qué si son casi tres? ¿Qué son cinco años más o menos entre dos amigos que en realidad son la misma persona en dos puntos distintos del continuo espaciotemporal? ¿Eh?

Para que te hagas una idea, quien tienes ante tí viene de una época tan pero tan distante que las palabras "siglo XXI" ya no implican automáticamente un futuro lejano y prometedor y cualquier referencia al siglo XX como "el siglo pasado" ya no provoca extrañeza.

¿Que cómo se las ha arreglado Zoidberg-del-Futuro para venir hasta aquí?

Fácil. Ha venido andando. El futuro no está tan lejos como te imaginas.

(aunque quedan unos años para que puedas pillar de dónde ha copiado Zoidberg-de-Futuro ese chiste)

(y un par más para que descubras a qué anuncio "homenajea" el planteamiento de este post)

De camino aquí Zoidberg-de-Futuro ha comprobado que allá en el todavía lejano y seductor siglo XXI la mansión en ruinas de la carretera general sigue siendo una mansión en ruinas.


Luego Zoidberg-de-Futuro se ha perdido un poco porque si ahora crees que la frase "antes todo esto era campo" ha alcanzado su máxima expresión en estos días espera a ver los años de la burbuja del ladrillo.


Pero en cuanto ha pisado la calle que llevaba directa al instituto Zoidberg-del-Futuro ha sabido que estaba allí. Tu contrapartida tiene un sentido de la orientación legendario y, como Rondador Nocturno, una vez ha estado en un sitio por mucho que cambien los alrededores sabe volver.


Y eso que los alrededores no han cambiado tanto. Algunos edificos han sido repintados, en algunos solares finalmente se ha construido, la papelería de la casa saliendo a mano izquierda ha desaparecido...


...pero ninguna capa de pintura puede ocultar lo que hay debajo ¿verdad?


Podrán pasar otros treinta años más pero para tí seguirá llamándose San Hermengildo y siendo de color gris cemento. Sin embargo los azulejos color arena sobreviven.


Los bancos se conservan como si no hubiera pasado ni un día. Sin embargo los monstruos de tu presente son fantasmas para Zoidberg-del-Futuro. Algo menos terroríficos pero no tan inofensivos como deberían ser a ciertas alturas de la vida.


Dios, el suelo del espacio principal sigue siendo el mismo. Ya no existe el mural que contribuiste a pintar pero ya entonces sabías que no era una buena pintura. Las otras dos sí que lo eran, Zoidberg-del-Futuro espera que hayan sido salvadas.

Una directora cordial y simpática (no te lo creerás pero en el lejano futuro se está intentando demonizar a los profesores y sin embargo la gran mayoría de los que ha conocido Zoidberg-del-Futuro eran gente entregada a su trabajo) ha permitido a tu yo futuro darse un tour por el interior del instituto acompañado por un bedel que le ha abierto cuantas puertas ha querido.


De hecho ha habido puertas que Zoidberg-del-Futuro no ha querido abrir.


Bastante terrorífico ya ha sido acercarse a ellas y atreverse a echar un vistazo a través del cristal.


Tocando paredes y pisando suelos que se conservan exactamente igual que en 1982. Una capa de verde aquí tapando el hormigón, un pasamanos metálico añadido allá...


Pero esas escaleras son prácticamente las mismas con las que lleva soñando treinta años.


Y sigue escuchando la sirena del pasillo aunque ya no exista.


Ahora mismo podría estar de nuevo buscando asilo, sentado solo en la fachada norte, único sitio donde poder leer a Conan Doyle sin ser molestado, y sólo notaría que las vainas de las persianas del segundo piso están más gastadas y las del primero han sido sustituidas por rejas.
 

En este exacto momento podría estar sentado en el banco del patio interior, recibiendo el mayor escupitajo de la historia y a meros segundos de cambiar el rumbo de su vida al decidir que se está mejor sólo que mal acompañado.

Y en fin, Zoidberg-del-Pasado, tu yo futuro te trae una mezcla de buenas y malas noticias.

Así es la vida.

¿Sabes esas redes de ordenadores interconectados de las que hablan los documentales de Hacia Delante? ¿El teletrabajo? Llegarás no sólo a verlo sino a vivir de ello.

Las demás proyecciones... Bueno, dejémoslo en que el breve momento de gloria que llegarán a vivir los hidrofoils durará lo bastante como para que viajes en uno. Y lo mismo con las instalaciones de realidad virual.

Aprenderás tarde qué parte de culpa te corresponde en ser una víctima (y créeme, en parte es culpa tuya). Descubrirás demasiado tarde lo delgado que estabas.

Pero descubrirás a tiempo que te gustan los gatos. Sí, los gatos.

Y (esto te va a encantar) acabarás siendo fan de Stallone y de la trilogía de Rambo.

No mires a Zoidberg-del-Futuro con esa cara. Cosas más raras están por pasar. Acepta la palabra de Uno Que Sabe.

(¿ves? esa sí la has cogido, vas por el buen camino)

De los que te rodean ahora Zoidberg-del-Futuro no sabe más. En los años que vengan cuando todo esto haya pasado se cruzará con uno que le saludará y con otra que le mirará de reojo en silencio. No hay final feliz, Zoidberg-del-Pasado, no hay giro argumental justiciero ni equilibrio kármico salvo la certeza de que cuando llegues a esta edad tendrás más pelo que todos ellos juntos. No es mucho consuelo, cierto.

Pero algún día, cuando hayas salido por esas puertas para no volver jamás...


...quizá acabes aprendiendo que a veces victoria significa simplemente haber sobrevivido relativamente indemne y volver de la guerra caminando con tur propios pies.

1 comentario:

Necio Hutopo dijo...

Pues lo que a mi me parece es que no las escuelas se construyen con los mismos planos aquí y en la España casi africana.