Con el paso de los años el anuncio de la Lotería de Navidad ha acabado convirtiendose en un evento anual que rivaliza en importancia mediática con el antaño hegemónico anuncio de Freixenet. Cada Diciembre invade nuestras (no tan) pequeñas pantallas una nueva obra maestra del arte publicitario de cuidada factura e impecable diseño que, además, no se duerme en los laureles ni teme explorar nuevos terrirotrios siempre, SIEMPRE marcados por la más romperdora originalidad.
Legendaria es su saga protagonizada por el mágico personaje popularmente conocido como "el calvo de la lotería". Y merecidamente. Esa estética blanco y negro austera, ese personaje de oscura gabardina que deambula invisible entre los viandantes oyendo sus sueños... Si estuvieramos en Hollywood alguien ya habría hecho una película así. ¡Incluso si vivieramos en Berlín!
Pero tras varios años sus responsables no tuvieron miedo de abandonar la seguridad creativa de ceñirse a una mascota preestablecida y decidieron lanzarse a la aventura de crear un nuevo universio de ficción publicitaria repleto de imágenes jamás vistas antes por espectadores de televisión o de cine.
Ciertamente, si algo ha caracterizado siempre las campañas de la Lotería Nacional ha sido la originalidad.
Y este año ciertamente no nos ha defraudado. Acostumbrados a esperar lo inesperado ayer hemos sido sorprendidos por una nueva entrega que ya se ha convertido en un clásico automático llamado a triunfar en festivales y a permanecer en la memoria audiovisual navideña de todos los que lo vean con una indelebilidad que empequeñece la emisión del videoclip Thriller la nochevieja de 1982.
Podría glosar sus virtudes durante horas ¡durante días! Pero una imagen vale más que mil palabras, así que aquí va una:
Y aquí va otra:
(y, como se suele decir, la preparación del anuncio del año que viene ya ha empezado...)
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