lunes, 29 de septiembre de 2014

Marketing de Cine

Ahh, el cine español. Complejo caleidoscopio cultural de difícil resolución.

Y es que no es su falta de calidad lo que ha causado su divorcio del público patrio. No señor, nuestro cine no es que sea de los mejores del mundo es que sus cualidades son tantas que rivaliza en factura con nuestro afamado doblaje.

No, el problema es otro.

El insalvalble abismo que se abre entre las películas hispanas y sus espectadores es una concatenación de imprevisibles circunstancias entre las cuales destaca la tradicional ceguera de los distribuidores locales. En eso, lamentablemente, sólo podemos presumir de tener Los Peores Distribuidores del Mundo™. En el inabarcable abanico de defectos que los caracterizan brillan por derecho propio la pereza, la mediocridad y, por encima de todo, el completo y total desconocimiento de los más elementales mecanismos del marketing publicitario moderno.

Y no estoy hablando de su incapacidad para montar esas campañas de hype que tanta rentabilidad dan a las producciones hollywoodienses. Eso ya, tristemente, se da por hecho. Su absoluta nulidad se manifiesta hasta en los detalles más elementales.

Como el mismo título del film.

Si, amigos cinéfilos, así es. Cómo si no explicar...


...que "La Isla Mínima"...



...no haya sido titulada como. obviamente, era la intención de sus creadores...


O, más extrañamente todavía, por qué en nuestra pantallas...



...se estrena algo llamado "Rec 4"...



...que obviamente es...



¿Cuándo vamos a tener departamentos de titulación de películas como los americanos? ¿EH?

2 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

Pues yo quiero ver REC4... Y la quiero ver YA...

jorgenexo dijo...

Hace unos año leí una entrevista a Tito Valverde con motivo de aquella serie que protagonizaba "inspirada" en Canción triste de Hill Street pero con la originalidad de contar con sus propios Starsky & Hutch una frase que se me quedó grabada: "Los americanos tienen el dinero, nosotros las ideas" O la creatividad, o algo así. Veo que seguimos igual, dándoles sopas con ondas a todo dios.