Por favor, perdonadme. Yo nunca supe...
Nunca pude imaginar...
No toda la culpa es mía. Soy el producto de una sociedad en la que el ateismo depredador campa a sus anchas. El fantasma del sexo gratuito lleva años recorriendo desbocado nuestra sociedad. Y eso sin mencionar el Consejo Secreto de Gays que controla los medios de comunicación y el actual gobierno.
Pero en medio de esta pecaminosa tormenta liberal había voces que clamaban la Verdad contra viento y marea. Almas ilumniadas de férrea voluntad inasequibles al desaliento.
Que incluso a día de hoy, en este país ya destruido por hordas de nacionalistas masones homosexuales, siguen clamando esa incómoda Verdad.
Y yo no quise escucharles.
Pero nunca es tarde.
He visto la Luz.
Y, como penitencia por esos largos años que he malgastado entregado a todo lo malo y pecaminoso, os aviso, mis recién adquiridos hermanos en la Defensa de la Familia.
El Enemigo es taimado y astuto. No siempre se esconde donde uno espera encontrarle.
Y piensa en los niños.
(bueno, si considerais que una panda de treintañeros peligrosamente cerca de los cuarenta son niños)
miércoles, 2 de enero de 2008
¡¡¡La Familia se Rompeeeee!!!
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