Corría el año 2003 cuando Aznar designó sucesor a Rajoy. Entre los muchos candidatos que figuaraban en su Cuaderno Azul y clamaban un silencioso "¿seré yo, maestro?" Rajoy fue la elección más inesperada. A Mayor Oreja lo habían mandado al frente de las Vascongadas a medirse heroicamente con la malvada hidra nacionalista (cuando no llegaba tarde a las votaciones porque estaba en Madrid gestionando no se sabe qué cosas). Rato era el Buen Gestor económico (bajo cuya dirección el Fondo Monetario Internacional ha visto desplomarse el capitalismo occidental a su alrededor). Pero Rajoy no sólo era el menos carismático de todos, era el candidato que Aznar había colocado de vicepresidente parachoques comemarrones.
Y vaya si se los comió el pobre. Todos los de la recta final de una Presidencia Aznar cada vez más descarriada: la Boda Imperial, la invasión de Irak o el Prestige (por el que pasaría a la posteridad gracias a unos hilillos de plastilina de estiramiento vertical).
Así que sólo se me ocurría una explicación: Aznar se había comprometido a no volver a presentarse tras dos mandatos consecutivos. Pero no había dicho nada de volver más tarde. Pero volver no bastaba; probablemente lo que quería en realidad era ser reclamado por su partido una y otra vez. En eso, como en tantas otras cosas, siempre quiso ser igual que Felipe Gonzalez, a quien los años del pelotazo y los GAL no le impedían ser añorado por la progresía y el socialismo. Para eso necesitaría que el partido se hundiera para que sus militantes reclamaran su retorno como salvador de la patria. Con la elección del peor candidato se imaginaba que eso no tardaría más de una legislatura en suceder. Ahora sólo necesitaba algún tipo de altavoz para seguir siendo oido mientras aparentaba estar retirado de la política.
Así que fundó la FAES con dinero del estado y se preparó para la marcha por el desierto hasta que sus discípulos, perdidor, le suplicaran que volviera a guiarlos.
Es sólo una teoría pero ¿verdad que encaja?
Pero de ser cierta, Aznar cometió un error de bulto. Imbuido de la arrgoancia causada por el Síndrome de la Moncloa, no tuvo en cuenta los ascendentes barones de su partido, tan agresivos como los barones socialistas e, igual que ellos, esperando la desaparición del lider para desenvainar las espadas. De hecho a los Camps y a las Aguirres les habría venido de perlas la estrategia de Aznar por los mismos motivos.
En esa guerra por la sucesión del sucesor ya se ha visto cómo Rajoy ha pasadoa ser acusado de traidor y amigo de los terroristas por medios como Telemadrid, la COPE o El Mundo que no hace tranto le anunciaban como el salvador de España. Y eso por no hablar del espionaje interno. Igual que con la lucha por la presidencia del Real Madrid, puede que haya muchos medios de comunicación de derechas, pero no todos representan a la misma facción.
Así que, qué sucedería si mi teoría de la coinspiración fuera cierta y Aznar se cansara de esperar a ser reclamado por las masas y planteara públicamente su intención de volver a la política. Bueno, antes de hacerlo se aseguraría de distanciarse del sucesor que él mismo nombró, criticándolo e incluso incorporando a su futuro proyecto a persuntos desencantados del partido y puede que incluso a algún presunto retirado.
¿Y qué harían, si sospecharan algo, las fuerzas de los demás barones aspirantes? Pues si tuvieran servicios de espionaje propios que manejaran dossieres probablemente empezarían a enviar datos comprometedores de su etapa y su entorno a quien fuera menester. Y ya de paso si fueran dañinos para algún otro barón regional, miel sobre hojuelas. De hecho tales datos serían munición para su propia artillería mediática, que no dudaría en usarlos e incluso sacarlos en primera página. Claro que todo eso serían sólo disparos de aviso que impactarían en su entorno cercano.
Si Aznar decidiera intentar reconquistar la presidencia del PP y enfrentarse a los barones regionales podríamos acabar viendo cómo desde la COPE o El Mundo se le ataca todavía más fieramente que a Rajoy.
No se vosotros, pero a mi me parece que un mundo en el que uno puede acabar escuchando a, pongamos, Jimenez Losantos insultar a Aznar por haber participado en la invasión de Irak o a, digamos, el ABC echándole en cara a Aguirre el neopotismo imperante en Madrid me parece un mundo divertidísimo en el que vale la pena vivir.
(si no fuera, que siempre hay un pero, porque cuanto más impresentable sea la oposición más impresentable puede permitirse el lujo de ser el gobierno...)
domingo, 8 de febrero de 2009
Family Plot
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3 comentarios:
Me quedo especialmente con la letra pequeña... No es sólo que tengamos un mal gobierno, es que no tenemos una alternativa mejor...
Hace falta un Obama que, venga del partido que venga, reabra el interés de la gente por el gobierno y la política... Por lo menos.
Hay que matizar que El Mundo lleva tiempo tocándole los huevos al PP. Que el Pedro Jota Calvorota nunca apoyó la invasión de Irak y que nunca ha apoyado del todo a Rajoy (y ahora ni del todo ni nada).
Supongo que otro más de los motivos de la esquizofrenia que padece la derecha española últimamente sea ése. Que hasta sus amiguitos de toda la vida les están dando la espalda.
Y miras al otro lado y la cosa está igual. Casi dan ganas de aficionarse al fútbol para olvidarse de todo esto...
El Mundo pre Crisis en Tierras Infinitas reprodujo íntegros más de un discurso de Rajoy "por su interés". Como dice Arsenio Escolar, el trauma de Pedro Jota es que se creyó alguien que deponía gobiernos y ahora ve que no puede ni deponer al jefe de la oposición.
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