Malpensados, que sois unos malpensados.
Ese momento de Los Hombres que No Amaban a las Mujeres en que Salander, sabiendo que Wennerström...
...posee cuentas corrientes ocultas, adopta una identidad ficticia para vaciarlas...


¡Una es blanca y la otra es negra, por amor de Diso! ¿Es que hay que explicároslo todo?
Y ya que estamos con el tema, ese final de la película en que Lisbeth, una mente única en la que brillante inteligencia e incomprensible desequilibrio mental se dan la mano, se larga a vivir tranquílamente bajo una falsa identidad, alejada de todo, en algún lugar exótico y se aleja de la cámara antes de que empiezen los títulos de crédito...


Y además si alguien hubiera intentado obligar a Lecter a que le comiera el rabo él lo habria hecho.
Pero literalmente.
Y regado con un buen Chianti (chff-chff-chff-chff...)
1 comentario:
Bueno... Eso también depende, que Lecter habra sido muy canibal, pero tenía ciertos gustos...
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