Esta maldita realidad que vivimos tiene una cosa mala y otra buena.
La mala es que la gilipollez es una constante universal que no conoce fronteras ni éticas ni ideológicas. Y ante personajillos como Superserrano que intentan detener el avance del feminismo a base de vomitar tópicos machistas, surgen personajillas como la Consejera de Asuntos Sociales del gobierno de Canarias, que suelta un "no creo en las falsas denuncias" sin despeinarse. Y no es la única en decir que no existe ninguna.
Supongo que es el Efecto Noria: frente a un radical facha los periodistas colocan no a una persona razonable sino a un radical progre, que da mucho más espectáculo.
Pero la buena noticia es que la escoria humana se reconoce y tienden a juntarse. Guest starring... ¡ROSA DÍEZ!
jueves, 7 de enero de 2010
Dualidad
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