Inevitablemente todas las cosas buenas acaban. Por muy lento que parezca su transcurrir el tiempo no se detiene.
Y la llegada de la luz del alba pone fin a la celebración carnavalera.
Y hace algo más.
Los inquisitivos rayos del astro rey descubren los restos de la contienda de la noche anterior. Las huellas dejadas por la alocada celebración que ha recorrido las calles de Santa Cruz.
Y hay una que se repite más que ninguna otra.
Esos restos de material plástico transparente. Ese adminículo totalmente imprescindible para la fiesta carnavalera sin el cual casi nadie podría divertirse y que todo carnavalero previsor porta consigo cuando sale. Esos deshechos que anoche se mostraban tensos, cubriendo duros volúmenes y que el sol descubre deshinchados y rezumando fluidos.
Me refiero, como ya os habreis imaginado...
...a las bolsas de hielo para el botellón.
viernes, 25 de marzo de 2011
Car Naval: Paisaje Después de la Batalla
Etiquetas:
carnaval,
Dark Santacruz City,
Qué suerte vivir aquí
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario