Uno sabe que algo que haya pasado en esta atlántica tierra es importante de verdad cuando los periodistas peninsulares lo consideran digno de convertirse en noticia de nivel nacional. Así que el que se viniera abajo un cacho de la montaña de Taco debe ser importante.
Imagino que en esas europeas estepas la idea de una montaña viniendose abajo a trozos debe de resultar inconcebible y la explicación de que ha sido por las lluvias torrenciales la única razonable.
Claro que, en todas las fotos del hecho, en todos los vídeos emitidos por televisión ¿no se echa en falta algo?
Un foráneo no notaría nada.
Pero un nativo, instintivamente, sabe lo que es: una vista general de la montaña.
Hela ahí, con sus casas levantadas hasta el borde (y delante el puente hacia ninguna parte).
¿El borde?
¿No parece como si le faltara un pedazo?
¿Y por el otro lado?
Un foráneo pensaría que se deben a que la montaña de Taco lleva sufriendo derrumbes desde tiempo inmemorial.
Un nativo sabe la terrible verdad.
Son los locales quienes han ido devorando pedazo a pedazo la montaña de Taco.
Los Canarios aman tanto pero tanto la tierra guanche que les vio nacer que la cortan en terrones y extraen los áridos que contiene.
Y dado que lo hacen guiados por la antígua sabiduria de sus antepasados no se molestan en conseguir autorización para ello. Porque todo el mundo sabe que una montaña es el epítome de lo eterno e inamobible y no se va a venir abajo porque la cortes en porciones como si fuera una tarta.
Bueno, siempre están los alarmistas, los hippies que se oponen a todo lo que sea progreso y que si no protestan no están contentos. ¡Fíjate que en mayo de 2010 advertían del riesgo de derrumbes en Taco los muy progres de pacotilla! ¿Y hubo derrumbes? ¡NO SEÑOR!
Los ha habido casi un años después, pero ha sido por la lluvia.
miércoles, 23 de marzo de 2011
Qué Suerte Vivir Aquí: Si la Montaña no se le viene encima a Mahoma...
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