jueves, 23 de junio de 2011

La Caida de la Casa Clix VIII

Erase una vez, en un mundillo friki lejano, una empresa sabia y justa que tuvo una idea genial.

Hacer un juego coleccionable de superheroes pero que en lugar de estúpidos cromos usara figuras ya pintadas.

Así nació el Heroclix.

Muchos fueron los triunfos y las glorias que conquistó el Heroclix. Muchas las ampliaciones y los cambios de reglas.

Hasta el día en que el principio guía del capitalismo, la avaricia descontrolada, carcomió desde dentro a la empresa matriz hasta matarla.

Pero, al igual que el Jason de una de las escasas minis de Horrorclix interesantes, la franquicia logró volver de la tumba y llenar las estanterias de las tiendas especializadas con figuras de la misma calidad, si no mayor, que las de sus pretéritas épocas de gloria.

Bueno, tal que así.

El caso es que muchos jugadores habían ido abandonando el juego con el paso de los años. Cuando lo de su muerte. Cuando lo de las cartas. Cuando lo de ¡¡¡OTRO LOBEZNO???

Gente que ya no tenía un lugar donde jugar.

Gente a quienes ya no les quedaba paciencia para soportar a jugadores tramposos.

Así que, basandose en lo que ya se había hecho con el Magic The Gathering, una mente maravillosa tuvo la brillante idea de parir...

...¡HEROCLIX ONLINE!

Que bueno, por un lado no te permitiría customizar tus minis, pero por otro por fín te permitiría jugar sin que tu oponente intentara saltarse las reglas.

Y, la verdad, pagando sólo 2 dólares para darse de alta, sin cuota mensual y simplemente pagando los boosters "virtuales", además parecía una alternativa económica.

Y entonces otra mente privilegiada, la más deslumbrante de todas, en un momento de genio estratégico que habría hecho que Julio César no se atreviera a cruzar el Rubicón y que Sun Tzu se dedicara a la cría de somorgujos, decidió que el precio de los boosters "virtuales" fuera...

...

...

(espera por ello)

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...

...¡IGUAL QUE EL DE LOS BOOSTERS REALES!


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