La noticia se extendió como la pólvora de un extremo a otro de la colonia. Una nave del exterior había llegado hasta ellas.
Por fin, tras tantos años, un valeroso Hombre Espacial había encontrado el remoto asteroide minero olvidado por el mundo exterior. Décadas de aislamiento tras la dramática plaga que había matado fulminantemente a todos los hombres de la excavación.
Un HOMBRE Espacial.
Le excitación podia percibirse en el ambiente. Literalmente. Largos años de obligada castidad, inevitable onanismo e incluso de forzoso lesbianismo estabn a punto de terminarse.
El HOMBRE Espacial descendió de su adecuadamente fálica astronave, su viril porte todavía más firme y decidido de lo que habrían podido imaginar las hasta ahora solitarias habitantes de la colonia en sus más húmedos sueños. Con podersosos pasos avanzó en silencio, contemplo el mar de anhelantes y trémulos cuerpos femeninos que se arremolinaba en tornos suto, tomo asiento...
...y dejó claro que... (ejem) tenía más en común con ellas de lo que hubieran deseado...
1 comentario:
Un giro que no se le ocurrió a los de "Y, the last man".
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