A estas alturas, acabada Ube, La Serie, es posible que más de uno haya pensado que se habían terminado las raciones diarias de Visitantes.
Sigh, ilusos.
Queda mucho Ube por redescuvrir.
Y no, no me refiero a las novelas.
¿Sabias que una novela son páginas y páginas de letras? ¡SÓLO de letras! ¡Sin ningún dibujo! Sólo el de la portada, y tampoco siempre. ¡Y hay gente capaz de leerselas!
Claro que hablando de ilustraciones de portada...
...esta mola. Quedaría bien para... no sé... una película de invasiones. De invasiones procedentes de Marte, por ejemplo, que el cartel fueran las cabezas de los alienos verdosos así, extendiéndose hasta... Nah, olvidadlo, no es tan buena idea.
Tampoco me refiero al
videojuego.
Donovan paseandose por la nave nodriza como Peter por su casa, igualito que en la serie.
No, estoy hablando de...
...¡UBE, EL TEVEO!
Surgido de la pluma de Cary Bates (cómo me gusta esa expresión) y dibujado con inimitable trazo por el único e irrepetible Carmine Infantino. Quien, como los lectores de la continuación de La Guerra de las Galaxias marveilana pueden atestiguar, garantiza una inquebrantable fidelidad al diseño y la línea estética de la serie original.
La nave nodriza, a la que a estas alturas ya deberíamos poder llamar "nano" por la familiaridad que se le tiene, en toda su aliena y avasalladora gloria.
En efecto, todo lo que habíamos podido disfrutar en las pantallas de nuestros televisores se puede encontrar en las páginas de la continuación deceera. Cada artefacto Visitante que nos impresionó en imagen real aparece en sus viñetas reproducido tan perfectamente que no pierde ni un ápice de su molonidad.
Como las legendarias tropas con mochila cohete.
O las no menos famosas plataformas voladoras.
Y los recordados y terribles Visitantes mutantes de 3 metros de altura.
Y, ni que decir tiene, la inconfundible silueta de la nave insignia de la flota Visitante.
Eso por no hablar de lo fielmente plasmados que están los rostros que, semana a semana, hemos aprendidoa a amar y/o a odiar.
Esa Diana que, dibujada, no supura ni una gota menos de malignidad que la original.
O ese oh Dios mio, detrás vuestro, es Freddy, seguimos soñando, no nos habíamos despertado.
Y es que Ube, El Teveo, sigu fielmente en paralelo los eventos de Ube, La Serie, como demuestra la aparición repentina de
Charles el Chulazo.
Claro que el hecho de que Ube, El Teveo, sea una colección mensual que intenta mantenerse al día respecto a Ube, La Serie, que es semanal, significa que los acontecimientos se te acumulan de un episodio a otro y en lo que no has terminado tu aventurilla en tres partes
Charles el Chulazo ya es pasto de los gusanos alienos y Phillip ya anda mediando entre Lydia y Diana.
Pero Ube, el Teveo, es un ente con su propia personalidad creativa como demuestra el hecho...
...de que el colorista decide que las escamas labiales de los Visitantes son en realidad blancos dientes en una perenne sonrisa de maldad y durante los 18 números que dura la serie nadie se atreve a corregirle.
Y es que dejar que esa personalidad se manifieste libremente resulta imprescindible para que en sus páginas nazcan argumentos que nada tienen que envidiar en calidad y originalidad a las de Ube, La Serie. Aún más, Ube, El Teveo, expande el universo de Ube, La Serie, yendo más allá de lo que nos mostraba la Pequeña Pantalla (TM) sin perder la coherencia interna.
Seguro que nunca sospechasteis...
...que los cazas Visitantes flotaban en el agua y podían atracar como lanchas en un puerto deportivo.
O que incluso podían sumergirse y recorrer el fondo de los oceanos si la situación lo requería. Indudablemente útil en un planeta en el que apenas quedaba agua.
De entre todas las ingeniosas y fascinantes tramas que le cupieron a Bates en 18 episodios si tuviera que escoger una favorita sería la del astrónomo, un terrible drama de shakespirianos ecos.
Carl Sagan Earl Meagan es un afamado astrónomo y tertuliano televisivo que encuentra dificiles de creer las afirmaciones de que los Visitantes NO son nuestros amigos.
Puesto que, según su razonamiento, una especie lo suficientemente evolucionada como para haber dominado el viaje estelar debería haber dejado atrás sus instintos más primarios y negativos.
(es una idea tan buena que, si yo hiciera una película de invasiones con un cartel como el de la novela de antes, incluiria un científico así que luego pagara cara su arrogancia, no sé, siendo decapitado o algo por el estilo)
Por cierto, también es un ex novio de Julie.
Y es que la única con peor vista para los novios que ella es Robin.
El caso es que Diana se hace eco de sus afirmaciones y le ofrece reunirse para pactar un armisticio que marque el inicio de una pacífica colaboración entre las dos especies.
Carl Sagan Earl Meagan acepta entusiasmado, desde luego.
Y es que, al igual que Ube, La Serie, Ube, El Teveo es un fiel reflejo de la sociedad de su momento, que sigue siendo la nuestra. Y, lamentablemente está llena de indivudos amariconados que, cuando llega el momento de atacar al enemigo y bombardearle y ametrallarle y cuando sus mujeres e hijos lloren por él matarlos a ellos también pasándoles por encima con tu tanque para sentir como sus huesos se quiebran y sus vísceras revientan bajo tus...
Ehm...
Quería decir...
Quería decir que cuando llega el triste momento en que la violencia es la única solución ante una inminente amenaza siempre hay nenazas se acobardan y se ponen a lloriquear gritando que todos somos seres humanos o que no se ha probado que ese país posea armas de destrucción masiva o alguna mariconada semejante.
Pero (y aquí viene el imprevisible y magistral giro del argumento) resulta que
Carl Sagan Earl Meagan no es uno de esos mariquitas, no señor.
En realidad se siente culpable porque sospecha que el saludo de parte de la Tierra que incluyó en una sonda espacial de la NASA les dió a los Visitantes las indicaciones necesarias para llegar a nuestro planeta. Y para redimirse se ha implantado en la cabeza un artefacto nuclear microscópico.
Que, de no aceptar Diana la paz, planea detonar iniciando una reacción en cadena que se llevará por delante todas y cada una de las naves nodriza que se hayan en órbita.
La Resistencia no puede permitir que lo haga, por supuesto.
Y no puede porque... porqueee... p-porqueeeeee...
Un segundo, por favor.
(¿Cary? Soy yo. Oye, en la serie esa que escribiste sobre V, cuando sale aquel científico, Carl Sa... Si, si, vaaaaale, Earl Meagan, cuando planea volar todas las naves nodriza ¿por qué coño Julie, Donovan y los demás en lugar de desearle buena suerte se lanzan a detenerlo?... Ajam... Sí... Claro, lo comprendo, pero no puedo poner "porque entonces el cómic se acabaría en el episodio 8", quedaría fatal, ¿comprendes?.... Hmmm... Claro, claro... Muy bien, OK, muchas gracias, y dale recuerdos de mi parte a tu hijo, Norman)
La Resistencia, obviamente, no puede permitirlo porque los Visitantes asumirían que ellos estaban detrás del plan...
...y contraatacarían con furia y decisión en lugar de la complaciente indolencia habitual en ellos, arrasando el planeta completamente, cosa que hasta ahora no habáin hecho porque ni os imaginais el papeleo que hay que rellenar para juntar una flota arrasaplanetas.
Sin embargo, en un giro doblemente irónico, el artefacto explota prematuramente matando a
Carl Sagan Earl Meagan en su lanzadera dando la impresión de que ha sido vilmente asesinado por los Visitantes, lo que tiene el inesperado efecto...
...de convertirel instantaneamente en un Robert Poulson.
Pero, como dijo alguien más sabio que yo, todas las cosas vuenas llegan a su fin.
Y en las últimas páginas del número 16 de Ube, El Teveo, se recrean las primeras escenas del episodio 19 de Ube, La Serie, reenlazando con su fuente original y cerrando perfectamente el círculo de lo que podríamos llamar El Universo Expandido.
No sin antes afearles a los ejecutivos de televisión su conducta.
Algunos os estareis preguntando dónde están esos dos episodios de diferencia entre los 18 que he dicho que duraba la colección y el 16 en el que acabamos de ver que termina.
Y es que por algún ignoto motivo había que publicar dos más. Sin joder la continuidad, a ser posible (ya se sabe que la DC de aquellos años se preocupada de nimiedades tan insginificantes como esa). Así que se tuvo que recurrir a una historia en dos partes, un flashback que transcurría antes del inicio de la serie.
Y qué mejor elección para protagonizar los dos últimos episodios, prescindibles y deshechables...
...que Elias, el personaje prescibidble y deshechable.
Y aquí, ahora sí, por fín llegamos al final de este camino que hemos recorrido juntos revisitando este imperecedero clásico de la ficción televisiva que, de unos grises y pocos prometedores comienzos logró alzarse hasta las más altas cotas de Genialidad! que se recuerdan.
Y qué mejor forma de ponerle un broche de oro...
...que chuleándome de la auténtica carpeta
merchandaisin vintaash ochentera que YO tengo y VOSOTROS NO cuyas circunstancias darían para un post en sí misma.
Y ahora, definitivamente...
A
NO SER CONTINUADO...