Todo en un Día

Cuando un blog acepta firmas invitadas es síntoma inequívoco de que su autor se ha quedado sin ide... quiero decir, de que ha alcanzado la gloria y el reconocimiento. Y con más motivo aún si se trata de la cobertura de uno de los muchos actos que enriquecen el ya cuajado panorama cultural de ésta Nuestra Tierra Guanche (TM). Estoy hablando, por supuesto, del incomparable Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria (FIDCdLPdGC (TM)). (¡Encantador ese banner con el Terron de Azucar de Rio de Janeiro vs Apocalypse Now, oiga!)

Así que, sin más preámbulos, he aquí la crónica del FIDCdLPdGC (TM) por nuestro corresponsal el Dr. Phibes:

TODO EN UN DÍA

En la 8ª edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria se proyectan Paprika -Satoshi Kon 2006-, y un puñado de títulos bestias, Election 1 y 2 de Jonny To, Dog Eat Dog de Pou-Soi Cheang, que los deuvedémaníacos con fundamento y visa llevan meses disfrutando, sólo que la trampa de la gran pantalla blanca siempre funciona y me lleva a comulgar con el peor de los públicos que pueda tener un festival.

Miércoles 21.03.07. A las seis de la tarde la sala, minúscula, de centro comercial, está llena de señoras mayores. Cuatro cinéfagos y algún mangaka , perdidos en una marea de cardados, nubes tóxicas de perfume dulzón y alguna que otra sobriedad calva. Tres damas que me dan la espalda comentan “no tienen razón, son contranatura y no pueden…”, qué triste, ya ni siquiera está uno a salvo de la sinrazón en los acontecimientos especializados. No, no es cuestión de pedir identificaciones de credibilidad, sino de exigir que no se permita la entrada en sala a señoronas despistadas y cegadas cuando los protagonistas de la nueva última joya de satoshi kon suben y bajan ya por espirales de sueños y memorias. Como performance podría tener su gracia –doña que grita nombre de amiga y da vueltas en la oscuridad -, pero el que quiera teatro que vaya al Galdós. La cinta probablemente más cinéfila del festival – con un tratamiento de luz y de fondos de campo majestuoso -, es clausurada con el exabrupto “porquería de película…” pronunciado por la reina de la tercera edad detrás de mi en cuanto se encienden las luces, los créditos aún desfilando. ¿Es así como se logran los éxitos de asistencia, regalando entradas a grupos de jubilados? ¿Hemos visto una proyección de cine o una reproducción de dvd?


Tiempo para un café doble, a las ocho y media empieza Dog Bite Dog, aquí espero encontrar al público cosmopolita que agradece un ciclo de cine policíaco hecho en Asia y reconoce y juzga la dureza de unas ficciones que exhiben su peculiar belleza hecha con los gritos de los pobres y sangre urbana.


Pues no, que aquí hemos venido a reírnos con ese cine tan nuevo y tan moderno de chinos que se hostian y no te lo crees. Menos mal que hay festivales como estos que si no imagínate, en la tele sólo ponen lo de Humor Amarillo y los vídeos cochinos esos de manga y tal. También de no creérselo, la subtituladora simultánea –alguna becaria de la facultad de traductores-, empeñada en traducir dog como lobo en vez de perro, que no, p-e-s-a-d-a, pe-sa-da. Que a esta película le sobre media hora es otra historia.

Tarta de manzana -sin nata- y otro café porque a las once menos cuarto voy a ver finalmente la primera película de Gus Van Sant, Mala Noche. Justo antes de entrar me doy cuenta de que no hay motivo para la expectación y sí mucho que temer, ¿cuánto hace que no veo un van sant que me haya gustado? Y claro, los 78 minutos en blanco y negro y 3 planos en color rodados en 1985 se revelan cruelmente como otra falsa cara del independentismo y la transgresión que sigue siendo tan rentable. Cuánto me alegro ahora de haber escuchado a esa voz en mi cabeza que lleva años diciendo “no te compres la edición Criterion de Mi Idaho Privado, no la revises no…”. Maravilloso público en esta ocasión, eso sí, qué lástima que nadie se desnudara porque carne en la pantalla poca y mal iluminada.



Dr. Phibes