jueves, 18 de junio de 2009

Las Crónicas Decapodianas: Quid pro Quo

Cuando sus amigos acuden a Zoidberg en busca de consejo sobre su vida emocional (*) la pregunta que más se repite es "no se si nuestra relación es demasiado comprometida" y su variante "no se si nuestra relación no es lo bastante comprometida".

(*) En realidad ningún amigo de Zoidberg está tan loco como para pedirle consejo sentimental, pero no piensa dejar que eso le estropee un buen inicio de post.

Y zoidberg siempre suspira profundamente y se limita a citar las sabias palabras de Hannibal Lecter: "Quid pro quo, agente Starling".

Porque en cualquier relación, sea de amistad, sea de pareja-en-serio o pareja-de-ñogo-ñogo, incluso aunque sea de compraventa de bienes inmuebles, lo que de verdad importa no es el grado de implicación de ambas partes, sino que ambas partes tengan el mismo grado de implicación. En cuanto la parte contratante está más interesada que la primera parte los problemas ya están en la puerta aunque todavía no hayan llamado al timbre.

Y es que grados de implicación los hay hasta el infinito desde lo leve hasta lo absoluto. Está la gente con la que apenas se comenta lo caótico que está el tiempo. Con la que se comparan opiniones sobre la última remake de un clásico ochentero. A quienes se corre a contarle los resultados del último análisis de sangre. Y eso esta bien, porque lo terrible sería sólo hablar del tiempo con todo el mundo y lo insoportable sería que todo el mundo te preguntara por tu análisis.

Pero, ay, nada hay más complejo y poco de fiar que las comunicaciones no verbales y las implicaciones no habladas que practicais los humanos en vuestras relaciones interpersonales, bien lo sabe Zoidberg. A veces piensa que lo haceis a propósito y no sabe si es porque os gusta más dar una impresión erronea o porque os pone estar equivocados.

Seguro que todos teneis algún amigo que es muy amigo, que os escucha y que os habla, con quien os llevais bien. Pero con quien solo hablais si sois vosotros quienes iniciais la comunicación. A quien sólo veis si sois vosotros quienes proponeis quedar.

Es incapaz de descolgar el teléfono y marcar vuestro número. Le es imposible proponeros tomar un café. Hasta el simple hecho de hacer click en vuestro icono de MSN y preguntaros cómo os va es una proeza inalcanzable para él.

No hay que confundirlo con la gente que está muy liada, y os lo dice. Ni con la gente que simplemente no está interesada en vosotros, que os dará poca conversación y argumentará que están muy liados. Esta gente, en cuanto vosotros abrís fuego, responde, escucha y muestra un sincero interés. Desconcertante, ¿no es cierto?

En realidad no tanto. De los infinitos grados de implicación, ellos están en grado definido por el Principio de la Incertidumbre de Heisenberg. Cual gato de Schrodinger se hayan en un estado de indeterminación cuántica en el que ni pasan de vosotros ni se interesan por vosotros, sino que participan de ambos estados simultaneamente y es vuestro contacto o falta de él lo que hace que se decanten por uno o por otro.

Fascinante, ¿verdad?

Pues preparaos para la siguiente revelación.

Vosotros, sí, vosotros, también sois gatos de Schrodinguer. También teneis amigos con quien os complace hablar, por quienes os interesais y con quienes os gusta tomar un café, pero nunca dais un paso para hablar con ellos.

Sed sinceros. Zoidberg sabe cuándo mentís.

Sois culpables de aquello de que os quejais. ¿Sorprendidos?

A lo mejor eso quiere decir que no es tan malo cuando os lo hacen.

O a lo mejor quiere decir que sí lo es, y que deberiais ser los primeros en dejar de hacérselo a otros.

Y ahora seguid adelante hollando esa senda de la sinceridad que acabais de descubrir. De entre esas personas hay unas que, en realidad, no os resultan interesantes. Como mucho, tolerables. Por otras sí os preocupais, pero nunca teneis que contactar con ellas porque estais malacostumbrados a que sean ellas quienes lo hagan.

Así que a lo mejor deberías dejar de incordiar a unos igual que prefeririais que algunos dejaran de incordiaros, y hablar de motu propio con otros igual que os gustaría que otros mostraran algo de interés por vosotros. Igual les acaban de llegar los resultados del análisis.

Resumido en tres palabras con las que Zoidberg siempre responde (*): quid pro quo.



(*) No responde porque nadie le pregunta nunca, de hecho este post es pura ficción y cualquier parecido con la realidad es pura coinicidencia.

3 comentarios:

mario dijo...

Interesantes pensamientos, y muy ciertos, soy un gato de Schrodinger, pero es a la vez lo bello de las relaciones humanas, que debemos separarnos (o ignorarnos a veces) para extrañarnos y valorarnos.

(pero este comentario es solo ficción, pues este post también lo es)

LoKKie dijo...

luego esta la gente que aprecias a la que no le abres ventana porque se ponen a preguntar cosas comprometidas,y casi es mejor esperar a tener algo positivo que responderles porque si no estas jodida...

Er-Murazor dijo...

Completamente cierto. Yo lo descubrí hace poco (sí, soy lento), y desde entonces procuro mantener un equilibrio en todas mis relaciones.

Gran sabiduría la de Zoidberg... lástima no preguntarle más a menudo xD.