domingo, 30 de agosto de 2009

Las Crónicas Decapodianas: Zoidberg jamás entraría a formar parte de un club que aceptara como socios a gente como Zoidberg

Si, vale, todos conoceis la cita de Groucho ¿pero sabeis cuándo y por qué la dijo?

Como cuenta él mismo en Groucho y Yo, allá por los años cuarenta intentaba ser aceptado en un selecto club de caballeros de Nueva York que le negaba la entrada por ser judío. Finalmente logró que su productora, la Paramount, moviera algunas influencias y el club le envió una carta ofreciéndole un puesto como miembro. Groucho respondió con otra carta en la que decía, muy educadamente, que agradecía el ofrecimiento pero que jamás entraria a formar parte de un club en que se admitiera a gente como él.

Lamentablemente la inmensa mayoría de humanos no muestran tal sabiduría. Cada fin de semana por la noche Zoidberg los ve, gastando su tiempo en formar una cola en plena calle esperando el provilegio de entrar en un club de moda.

De sus tiempos de vendedor del rastro allá en Decapodia-9 Zoidberg sabe que para que se forme una multitud de clientes mirando la mercancía de tu puesto sólo hace falta que tres se detengan al mismo tiempo. El resto deduce que debes de tener algo interesante a la venta y se va añadiendo por efecto dominó.

Los locales nocturnos funcionan de la misma manera. Cuanta más gente esté haciendo cola como un estúpido esperando poder entrar más gente supondrá que el interior debe ser un paraiso y se sumará a la cola. Pero hay otro componente igual de importante: la exclusividad. La cola se forma porque no cualquiera puede entrar, y un par de rottweilers en la puerta se asegura de ello. A partir de ahí el objetivo es conseguir entrar por el status que ello otorga, no porque el cubata que te vayan a servir dentro esté menos aguado que el del bareto de la esquina. Al final son los propios clientes los que mantienen el sistema pelgándose voluntariamente a sus normas.

Claro que a veces los rottweilers se descontrolan y matan a hostias a un pijo puesto de coca que se creía que el mundo era suyo. Pero todo conlleva algún riesgo, y a cambio se aseguran de que la escoria no entre (y tú, que has logrado entrar, has demostrado que no eres escoria).

Zoiberg no entra a locales que tengan un rottweiler filtrando el público. Porque cuando sale de noche sale a divertirse y no a estar de pie haciendo cola como si hubiera vuelto al colegio. Porque le toca los cojones que alguien decida si es digno o no por el calzado que lleva. Porque en muchos casos sabe que no se le permitiría la entrada.

Y porque, aunque se le permitiera, Zoidberg es marxista detodalavida.

1 comentario:

LoKKie dijo...

Por suerte,en la mayoria de sitios a los que voy no hay seguratas en la puerta para ver si voy digna o no.Y cuando los hay suele ser para pedirme el carnet,que a veces sigo con pintas de 17 años xD Gracias a Dio xD

En fin,anda y que les den a los seguratas de los avernos...