El griterío de los laicistas radicales sólo puede comprenderse desde la rabia que da añorar secretamente la plenitud espiritual de que gozamos los creyentes y el más simple y ciego rencor.
Muy ciego.
Porque, como siempre, atacan nuestras simples y sencillas celebraciones al mismo tiempo que ignoran completamente actos de religiones represivas en las que la mujer sufre una brutal represión en contraste con las amplisa libertades de que gozan las católicas.
Si, me refiero a los musulmanes.
Hoy mismo, ¿dónde están esos presuntos indignados? En sol atacándonos.
Y mientras tanto un acto religioso en El Escorial ha reunido a cientos de pobres mujeres oprimidas vestidas con el axfisiante chador, de esas que niegan hacerlo obligadas, y ninguno de esos presuntos laicos ha dicho ni pío.
viernes, 19 de agosto de 2011
Cada uno en su El Escorial y Diso en la de todos
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