viernes, 3 de febrero de 2012

Son todas unas zamaronas. ¡TODAS!

Ahhh, las féminas.

Realmente sois el caótico yang opuesto al ordenado yin del sexo masculino.

No podemos vivir sin vosotras chicas, pero tampoco podemos vivir con vosotras.

Reconocedlo, sois unas egocéntricas.

Uno vuelve de un estresante día laboral comentando que el manazas de tu compañero de curro acaba de partir el universo en infinitas tierras paralelas...

...ya a vosotras lo único que se os ocurre es quejaros de que no nos hemos fijado en el nuevo corte de pelo que os han hecho.

No comprendeis que tenemos responsabilidades profesionales que son importantes de verdad. El universo depende de nuestra sabiduría para su supervivencia.

Y claro, uno está creando una superespecie de lagartos que mantengan la paz y el orden en el cosmos...

...y no parais de interrumpir con mensajitos al móvil. Que si "acuérdate de comprar témpura de regreso al planeta". Que si "mi hermana viene a quedarse con nosotros el finde". Y claro, uno se desconcentra...

...y lo que sale es una raza de depravados monstruos entregados a las más sádicas formas de experimentación en seres vivos y responsables de la creación de más de una Gran Amenaza Cósmica (TM).

Y luego vienen las recriminaciones. Un "no eres más que un fracasado" por aquí. Otro "ya me decía mamá que me casara con un Vigilante" por allá.

Ante el infierno en que se está conviertiendo el antaño feliz hogar uno se entrega al trabajo.

Y, en fin, podría decirse que nuestro siguiente proyecto fué un éxito...

...ehm... si lo que se prentendía era crear un gigantesco ejército de androides asesinos entregado a la exterminación de toda vida inteligente...

¿Y qué se encuentra uno al volver a su casa después de tanto esfuerzo y trabajo?

Más recriminaciones.

¡Así se nos iba cayendo el pelo a puñados milenio a milenio!

Llegados a ese punto sólo había una solución a la tortura en que se había convertido la convivencia.

Darnos un tiempo.

Y qué casualidad, oiga, que justo tras la separación...

...el siguiente proyecto nos saliera a pedir de boca, ¿verdad?

Por cierto, eso de los "extraños motivos" por los que terminamos encogiendo no son más que insidias, todo insidias.

El verdadero motivo es que nos concentramos en desarrollar nuestra ya apabullante sabiduría mientras vosotras sólo os preocupabais de vuestro aspecto exterior.

Y no creais que no sabemos por qué.

Es lo que pasa siempre que una pareja de toda la vida se separa. Ella de repente se pone a hacer ejercicio, se maquilla, se viste super sexy...

...y todo, obviamente, con el único objetivo de volver con su ex.

Y además, mucho meterse con nuestro aspecto pero ¿por qué no decis nada del grupito de malthusianos que se montaron su mini club de Controladores...

...y andan por ahí de rosa y con tanto brillante encima? ¿Eh? ¿Eh?

En fin.

El caso es que nosotros, sabedores de vuestros deseos de reconciliación (otra nueva demostración de nuestra primigenia sabiduría), aunque todavía no podíamos perdonaros os dimos alguna oportunidad.

Porque cuando el reloj biológico os empezó a pitar y os dió la neura con perpetuar la especie ahí estuvimos, sacrificándonos por vosotras.

Y cuando a los manhunters les dió por arrasar la Tierra (que eso va a ser algún virus que pillaron bajándose correo spam, fijo)...

...hasta os pedimos ayuda para haceros sentir útiles (porque no es que la necesitáramos, ¡para nada!).

Pero al final todo resultó inutil. Era más que evidente que después de tantos eones no habiais cambiado en absoluto.

¿Tánto os extraña...

...que nos hayamos buscado nuevas compañeras que sean como nosotros? ¿Que nos comprendan realmente y con quienes tengamos temas de conversación comunes? ¿Que no nos intenten recomendar una crema facial para rebajarnos el tono azul de la piel?

Claro que os extraña, porque sólo pensais en vosotras mismas.

Y ahora vienen los llantos y las llamadas a las amigas amazonas para despotricar contra los hombres.

Y, chicas, me duele decirlo, pero habeis dejado el gimnasio, ya no os maquillais...

...y de repente ya no dan ningunas pero nin-gu-nas ganas de volver con vosotras, que lo sepais.

1 comentario:

Necio Hutopo dijo...

Déjeme adivinar, otra de las genialísimas ideas de Johns, no?