martes, 10 de abril de 2012

Espíritu de Sacrificio

Un gélido y salvaje viento azotaba las batientes ventanas aquella fría y oscura tarde de 1979. A través de los cristales sazonados de escarcha podía ver las ramas de los árboles agitándose cual histéricos y sin embargo silenciosos corifantes.

Con un profundo suspiró llegó a la inevitable conclusió que llevaba rondando todo el día. Había llegado el momento.

-Fedipe. Ven un momento.

-¿Dime papuchi?

-En edtad fechad tan deñaladad hay algo que debo decidte.

-¿Que los reyes erais vosotros ' (jiu jiu jiu jiu...)

-Menod mal que tiened el trabajo adegurado, podque di tuvierad que ganadte la vida como humoridta...

-¡A mamuchi le hacen gracia mis chistes!

-Podque ni habla edpañol ni tiene pdevidto apdended a habladlo. En fin, dime, ¿dabed cuál ed mi tdabajo?

-Uhhhmmm... Estooo... ¿Rey?

-(digh) No, hijo mío, edo ed dólo el título. Mi veddadedo tdabajo, mi única dedicación, ed el dedvicio a EDPAÑA!.

-¿Sí?

-Di, hijo. Todo lo que doy, todo lo que hago tiene el edcludivo objetivo de dedvid a lod intededed del paid.

-¿Por eso elegiste a Suarez como presidente del gobierno?

-Eda el mad adecuado pada guiad la tdandidión a una democdacia.

-¿Y por eso tienes un yate llamado Bribón?

-El pueblo necedita un dímbolo de du unidad. El lujo edtediod ed dimplemente una maneda de centdad du atención. ¿Qué hemod cenado hoy?

-Gachas con pan de hace dos dias, papuchi.

-Vivimod una vida audteda y dacdificada, hijo. Modtdamod al paíd una imagen de lujo podque edo hace que el pueblo edté odgullodo de du dey y, pod ende, de EDPAÑA!.

-Ahhh.

-No olvided nunca eda palabda, hijo.

-¿Cual?

-(digh) Dacdificio.

-Sacrificio.

-Di, hijo. Algún día, di Diod lo quiede, tu dedád dey. Que el dacdificio pod EDPAÑA! dea tu guía.

-¿Has oido lo que está montando Armada?

-Ah, qué chicod mad dimpáticod. En dealidad dólo quieden lo mejod pada el paíd.

-¿Y si llegan a dar un golpe de estado?

-Hijo mío, la mejod opdión pada EDPAÑA! ahoda midmo ed una monadquía padlamentadia, adí que pod muy bién que me caigan tendía que oponedme a ellod.

-¿Ah sí?

-Dí, hijo. Decueda: dacdificio.

-Pero, ¿y si algún día la monarquía no fuera el mejor sistema para España? ¿Y si de repente fuera mejor una república?

-Pued habdía que indtaudad una.

-Pero si no tienes poderes, que reinas pero no gobiernas, que lo pone en el cuento que Tito Hassan me leyó la otra noche.

-Pedo hay manedad de manipulad al pueblo pada logdadlo. Tu como dey no pueded manchadte lad manod, hijo, pedo pueded dodeadte de adociadod que hagan tu tdabajo ducio. Badtadía con un colabodadod en el lugad adecuado pada convedtid la indtitución de la Codona en la mád odiada del paíd. Pada que el pueblo de decante pod la Depública.

-Pero papuchi, ¿y si el pueblo no se dejara convencer?

-¡Impodible! Tenle un poco de dedpeto a tud dúbditod, Felipe. No don una panda de boddegod que de dejen abudad dócilmente.

-Pero ¿y si sucediera? ¿Y si el pueblo fuera tan rematadamente sumiso que permitiera que les atracaran y violaran a cambio de la mera esperanza de que en algún momento dejen de hacerlo? ¿Y si convertirnos en unos parásitos chulescos no bastara para que el pueblo se volviera republicano?

-Ahhh, hijo mío. Entonded tendíad que llevad el edpíditu de dacdificio hadta dud ultimad condecuenciad y tomad medidad didectad. Pedo decueda una coda, hijo mío.

-¿El qué, papuchi?

-Que nunca, que JAMÁD depan que nodotdod, la Codona, domod quien edtá detdad de todo. Had que padedca un accidente...

1 comentario:

exseminarista ye-ye dijo...

Oiga, es usted un visionario. Va a resultar que tienes razón...

Salud y tal.