A veces me acuerdo de Harry.
"Pero Harry, tío, mira qué escote lleva tu mujer, que se le desbordan las domingas" le decíamos los amigos los sábados por la noche en el bareto local, y él siempre respondía despreocupadamente "Bah, de cuernos no se muere uno" y echaba otro trago a su cerveza.
"Harry, colega, el turista italiano italiano le está entrando a tu mujer" le intentábamos avisar para encontrarnos con un mero "Bah, de cuernos no se muere uno" como respuesta.
"Harry, ¿no es tu mujer esa que acaba de largarse junto a toda la alineación de los Broncos de Dallas de 1985?" acertábamos a prevenirle sabedores del inevitable "Bah, de cuernos no se muere uno" que íbamos a escuchar a continuación.
Cuánto me acuerdo de Harry.
En unos meses harán cinco años de su muerte por un ataque de literalidad.
2 comentarios:
Bueno, pero habrá que aceptar que se murió de cuernos, pero no de los suyos...
ASí murió el padre de Eric Cartman?
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