La intrínseca naturaleza de una nacionalidad se revela claramente cuando se contrapone a la de otro país. El color de los mitos y tradiciones resalta en contraste con los del otro lado de la frontera.
Y este efecto se acentúa cuando esas mismas señas de indentidad son reinterpretadas por otra cultura. Cual papel de tornasol una imitación extranjera muestra un desplazamiento, a veces sutil pero siempre detectable, que delata la diferencia de origen. Y a mayor distancia sociofísica mayor distorsión formal.
En los tebeos húngaros los alienos de la afamada saga iniciada por Ridley Scott son inquietantemente disformes.
Como si fluctuaran en un estado de materia líquida de la misma manera que lo hace el tamaño de los marines, humano normal, enano y gigante pálido.
Ni siquiera el rígido metal está libre de alteraciones.
Como demuestra ese T-800 de piés inflados.
En ningún lugar se hace más patente que en Japón. Su ya de por sí marciana naturaleza se ve multiplicada cuando se filtra a través de iconos occidentales. Si, cierto, El Coche Fantástico manga es perfectamente familiar.
Pero resulta irreconocible ese Michael Knight que dispara una Mac-10 con el fruncido rechinar de dientes de un psicópata. La Milenaria Cultura™ del País del Sol Naciente™ es un agujero negro que deforma el mismo tejido espaciotemporal y altera irremediablemente todo aquello que cae en su pozo gravitacional.
Hasta el extremo de que el epítome de la heterosexualidad occidental, el mismísimo CHARLES BRONSON no resulta inmune...
...a los insidiosos efectos de la publocidad de perfumes nipona...
3 comentarios:
Pues yo quiero leer el manga del Auto Increíble
Del terminator ese hicieron juguete y todo, oiga. :D
http://www.todocoleccion.net/reproducciones-juguetes-antiguos-hojalata/robot-robocop-cuerda-nuevo-caja~x46125343
Pero... pero... Eso NO es un terminator, que claramente lo dice la nota, es Robocop.
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