miércoles, 6 de julio de 2011

Es Fácil ser un Columnista Facha (79): Diálogos

Pero a veces NO es fácil serlo.

Nuestros lectores son cultos y refinados ciudadadanos acostumbrados a debatir las complejidades del entorno sociopolítico actual y ponderar las implicaciones de cada nuevo suceso geopolítico a corto y largo plazo. Unos cultivados intelectuales cuyos razonamientos se fundamentan en un pausado análisis de la situación que no pierde de vista el referente de nuestro marco histórico sin olvidar los diferentes puntos de vista de que proveen las herramientas filosóficas.

Ante semejante audiencia uno sólo puede presentar cuidados argumentos respaldados por innegables y demostrables hechos. Y cuando se trata de hipóteisis futuribles estas deben estar perfectamente estructuradas siguiendo los más lógicos e impecables razonamientos.

Nuestros lectores sólo admiten afirmaciones cuya racionalidad equivalgue a su razonabilidad.

Como ejemplifica esta reciente portada de El Mundo donde Pedro Jota pone en evidencia la más deleznable tropelía posible cometida por un responsable político desde que existe nuestra democracia.

¡¡¡ESTAR GORDA Y FEA EN BIKINI!!!

¿En qué clase de estado desastroso vivimos en el que se permite que tengamos ministras tan feas y gordas? se preguntan con razón los mejores analistas políticos.

¿Es culpa del irresponsable Zapatero o es ya una decisión de su sucesor el criminal Rubalcaba que las vitales decisiones sobre la política sanitaria nacional queden en manos de alguien a quien le sienta tan mal el bikini?

¿Quién podría siquiera plantearse votar a un partido cuyos dirigentes van a la playa pareciendo chonis de barriada vulgares y corrientes?

Gracias a Dios y a la Virgen que en este país al borde del desastre contamos con periodistas como los de El Mundo que, agazapados tras una mata playera y armados con sus teleobjetivos han logrado destapar graves amenazas a la estabilidad y la prosperidad del país como esta, como ya en su momento denunciaron lo fea y vieja que estaba De La Vega en bikini.

¡Ni los del Watergate!

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