El corazón del soldado Wilkins se congeló como si una gélida zarpa lo hubiera agarrado el instante en que al desplegarse, con un siniestro chasquido, el correaje de su paracaidas se rompió como quebradiza paja.
Sin nada que la detuviera, su caida continuó acelerandose. Los abiertos paracaidas de sus compañeros pasaron a su alrededor a mayor velocidad a cada instante.
Tenía que reaccionar o estaría perdido. Y sólo tenía una fracción de segundo para hacerlo.
Necesitaba aferrarse a algo. Lo que fuera. Bastaba con que estuviera al alcance de su mano.
Y fué en ese momento que el cabo Johnson pensó...
..."esto me va a DOLER..."
miércoles, 6 de julio de 2011
Pulp Faction (22): Velocidad Terminal
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