lunes, 23 de enero de 2012

Monstruoso: Buscando al Sr. Banner (I)

Caso 66482, parte I

El sujeto, Bruce B. varón caucásico de 38 años, acudió a la consulta manifestando su deseo de ser tratado de un supuesto desorden de personalidad múltiple.

En su primera sesión manifiestó ser un jóven y prometedor científico empleado por el complejo militar industrial.

Preguntado sobre la naturaleza de su investigación respondió: "mi claúsula de confidencialidad me impide revelar dato alguno sobre el arma que estoy *cough*bombagamma*cough* desarrollando".

El detalle es revelador puesto que su primer episodio psicótico estaba relacionado con su investigación. Según relata, en un intento de rescatar a un civil que se había internado en el campo de tiro, el artefacto detonó accidentalmente impactándole de lleno por detrás.

Según B. el cambio que se operó en él fué inmediato.

Cuando caia la noche su físico se desarrollaba de manera espectacular y su vestuario pasaba a consistir en pantalones ceñidos y reveladoras camisas que cubrían justo lo necesario. Asimismo comenzó a frecuentar la compañía de efebos adolescentes.

No satisfecho con ello también buscaba desesperadamente la compañia de hombres adultos.

Además en él se despertó una repentina afición por los cuartos oscuros.

Síntomas que despertaron ciertas suspicacias en su novia, Betty Ross.

Todo lo cual vino acompañado de intensas sensaciones de paranoia. "Todo el mundo me perseguía", afirma.

B. afirmaba sentirse como si otra persona le hubiera suplantado. Alguien desagradable, violento y agresivo.

Y además gris.

Preguntado si se refería a sentirse una persona más inidentificable dentro de una gran masa de gente, sin esperanzas ni futuro, respondió que no, que quería decir con la piel de color gris.

Hasta este punto el caso del Sr. B. era ciertamente peculiar, pero las revelaciones que hizo en su segunda sesión son todavía más sorprendentes. En ella afirmó que días después se produjo un segundo episodio de desdoblamiento, pero que en esta ocasión...

...el color de su piel era verde.

Es posible que la desorientacion debida a ello fuera la causa de las extrañas sensaciones que describe. Que se sentía como si volara...

...y una extraña disociación del ego. Como si su propia identidad fuera una máscara.

Adicionalmente sus transformaciones ya no se limitaban a la noche. A cualquier hora del día bastaba con sentirse excitado...

...para convertirse en su alter ego.

Sin embargo se mantenían sus esporádicos encuentros tanto con hombres...

...como con muchachos.

Desde el principio quedó claro que, bajo una espectacular capa de alucinaciones autosugeridas lo que se ocultaba era el típico conflicto de disociación de personalidad desencadenado por un trauma de caracter sexual.

Y así es "accidentalmente" que B. vive junto a un adolescente su primera experiencia de sexo anal, metaforizada como explosión nuclear de la misma manera que su psique, negándose a aceptar los nuevos sentimientos que origina, recurre a un desorden de personalidad múltiple simulado, fuertemente influenciado por la imaginería clásica del Doctor Jeckyll y Mister Hyde, para canalizar su "yo" homsexual, caracterizado como una criatura violenta y maligna. Sus cámbios de aspecto y color son claras evidencias de la naturaleza falsaria del pretendido trastorno.

Es por ello que a la hora de tratarlo se decidiera guiar al paciente hacia la autoaceptación de su verdadera orientación sexual a fin de eliminar en su raiz el conflicto que causaba en su psique. Llevó años de terapia simplemente acercar los dos supuestos aspectos de su personalidad supuestamente dividida debido a la propia resistencia del paciente y a presiones externas de su entorno familiar (particularmente por parte de su yerno, un viejo militar ultraconservador). Poco a poco la "personalidad" que B. denominaba "Hulk" fue suavizando su carácter.

Y además se dejó un corte de pelo más normal.

Incluso en repetidas ocasiones se logró compatibilizar el yo del paciente con el comportamiento de su ego.

Pero en todas y cada una de ellas...

...sin excepción...

...tarde o temprano...

...el paciente acababa...

...revirtiendo al estado anterior.

Era como si el mismo Sr. B. se sintiera cómodo en su estado de crisis, cosa que negaba con vehemencia cuando se le planteaba.

Y al final, tras años de terapia, el paciente sugfrió una crisis extrema. Primero afirmaba ocupar cuerpos diferentes en cada una de sus personalidades...

...para a continuación sufrir una serie de bizarras alucinaciones...

...que lamentablemente culminaron en una recaida en su primer estadío.

2 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

Y del resto de las "personalidades" qye va a desarrollar, mejor ni hablamos, no?

E. Martin dijo...

"Parte I" (tosecill)